Diego Fernández
Opinión

Orgullo de abuela

Diego Fernández

Sábado 14 de agosto de 2021

ACTUALIZADO : Sábado 14 de agosto de 2021 a las 12:56 H

2 minutos

Orgullo de abuela

Sábado 14 de agosto de 2021

2 minutos

No hay orgullo como el de una abuela hacia su nieto. Un sentimiento que desde la cuna provoca inflamaciones benignas en señoras bonachonas cuyos cuerpos son incapaces de contener. 

El orgullo suele debutar con una sonrisa de oreja a oreja, como la de la abuela del medallista de oro en escalada, Alberto Ginés, tras tatuarse los aros olímpicos en su brazo. ¡Una abuela tatuada! Me pregunto si alguien de su familia habrá regañado a la señora por dibujarse en su cuerpo, algo que hacen en sentido contrario tantas abuelas cuando ven los tatuajes de sus nietos por primera vez.

 

 

Creo que el verano une a las abuelas y a los nietos todavía más, sobre todo si se es pequeño y el escenario del sueño de las noches de verano es un pueblo.

Volviendo en tren de vacaciones, se subió a mi vagón una niña de unos 4 años. De sus ojazos azules caían lágrimas más grandes que ella. Lloraba desconsoladamente porque se había despedido de su abuela. A mi compañera de viaje y a mí, nos dio mucha pena.

Cómo no llorar al despedirse de un verano silvestre. Un verano cargado de juegos, boceras de colacao, noches al fresco contando estrellas, rodillas desolladas, olor a cloro de piscina de pueblo y con un triciclo como medio de transporte.

Ese sentimiento, el de desconsuelo de nieto, también es inmenso. De repente dices adiós a tu cuidadora. Responsable de tu servicio social y sentimental, mientras papá y mamá trabajan o están por ahí haciendo sus cosas. Una responsabilidad que a veces era compartida por los abuelos. Pero esto es España y lo de compartir tareas, incluida la de cuidar a un nieto, no ha sido tan común como debería ser. 

Orgullo de abuela y desconsuelo de nieto no son sentimientos tan diferentes. Los dos tienen un mismo padre: el amor.

El campeón olímpico de escalada tan solo tiene 18 años. Es probable que hace bien poco se pusiera muy triste al despedirse de su abuela en verano. Ahora le dedica medallas y ella, orgullosa, se las tatua. ¡Viva esa abuela y viva ese nieto!

Sobre el autor:

Diego Fernández

Diego Fernández

Diego Fernández es periodista en La Sexta Columna (La Sexta).

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