
Martes 23 de septiembre de 2025
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Este domingo pasado, 21 de septiembre, se ha celebrado el Día Mundial del Alzhéimer. Con este motivo, 65YMÁS ha entrevistado a una de las voces más expertas en este ámbito: la neuróloga Mercè Boada. En la entrevista, realizada por la periodista Laura Moro, la Dra. Boada explica que estamos en “el mejor momento de la historia de la enfermedad”. Ello es así porque “por primera vez existen fármacos que reducen la carga biológica en el cerebro y mejoran la cognición de los pacientes, un avance que parecía inalcanzable hace apenas una década”.
Los fármacos a los que alude la Dra. Boada son el Lecanemab (Leqembi) y el Donanemab (Kisunla), ambos dirigidos a la proteína amiloide y aprobados para etapas tempranas de la enfermedad para ralentizar el deterioro cognitivo. Lecanemab es un anticuerpo monoclonal dirigido contra las placas de beta amiloide, proteínas que se acumulan en el cerebro de los pacientes con alzhéimer y que se consideran un factor clave en el desarrollo de la enfermedad.
Este fármaco actúa uniéndose a la proteína beta amiloide y facilitando su eliminación, lo que reduce la progresión del daño neuronal. Pero, debe insistirse, en que se trata de unos tratamientos que ralentizan la evolución de la enfermedad pero no la curan, tal como se pueden curar unas amigdalitis bacterianas o víricas o como se puede curar una apendicitis, mediante procedimientos quirúrgicos.
Mercè Boada
En la misma línea de avances en los tratamientos farmacológicos, Boada explica que en la actualidad se están desarrollando varias áreas de investigación y cita algunas: la proteína TAU, los moduladores de las sinapsis (conexiones entre neuronas) y la plasmaféresis (procedimiento consistente en separar el plasma de las células sanguíneas y devolverlo al cuerpo).
Pero, y esto es lo que quiero señalar, Boada añade varios aspectos dirigidos incidir en la prevención de los factores de riesgo. En primer lugar, la actividad física, como caminar y, sobre todo, bailar, pero también la conversación, las relaciones con los otros, los amigos, los familiares. En segundo lugar, los hábitos saludables en las diversas etapas de la vida.
Cito las palabras de la propia neuróloga: "En la etapa infantil es importante que haya una buena escolarización y que se den los instrumentos necesarios para que el cerebro se desarrolle plenamente".
Exacto, una buena escolarización, acompañada de instrumentos adecuados para el buen desarrollo cerebral, pero aquí nos topamos con un grave problema: el uso excesivo de las pantallas por parte de muchos niños. En los últimos años, los profesionales de diversos ámbitos (pediatras, neurólogos, neuropsicólogos, psiquiatras, pedagogos, entre otros) vienen advirtiendo de los efectos perniciosos que el uso masivo de las pantallas tiene en los niños (y también en los adolescentes). Este uso abusivo repercute negativamente tanto en el desarrollo cognitivo y emocional como en la capacidad de atención y en la calidad del sueño. En las consultas de salud mental comprobamos, con demasiada frecuencia, que muchos niños tienen una mala calidad de sueño debido al elevado número de horas que pasan delante de las pantallas; acuden a clase somnolientos y, obviamente, se muestran poco motivados para escuchar lo que la maestra o el maestro intentan transmitirles.
En la etapa de la adolescencia, período de la vida en el que hay que tomar decisiones cruciales, es fundamental evitar hábitos tóxicos (consumo de drogas, especialmente de cannabis, tabaco, alcohol) así como las situaciones de estrés. Aquí tenemos otro problema: en la actualidad asistimos a una banalización de ciertos consumos, especialmente de alcohol y cannabis. Comprobamos, de manera ingrata, como algunos adolescentes nos hablan de sus consumos de “porros” pero no los relacionan con los déficits cognitivos que padecen.
Finalmente, en la etapa de la vida adulta y en la vejez es preciso proseguir con los hábitos saludables. Entre estos, Boada vuelve a insistir, el caminar, bailar, realizar actividades culturales, conversar, entre otros hábitos. Aquí, uno de los principales problemas es el de la soledad no deseada, punto al que me he referido en anteriores artículos. La soledad es fuente de episodios depresivos y de incrementos en los niveles de cortisol en sangre. Pero no es el único problema grave, los malos tratos a las personas mayores se están convirtiendo en una lacra social que debería requerir más atención por parte de las diversas administraciones.
No quiero acabar este breve artículo sin felicitar y agradecer a mi colega Mercè Boada por su saber, implicación y compromiso, personas como ella dignifican el arte de la medicina. Pude escucharla hace ya años en un congreso de neurología y al leer su reciente entrevista compruebo que sigue mostrando el mismo entusiasmo que en su juventud. Deseo de vida, deseo de servicio a los otros. Mercè, eres un ejemplo a seguir.