

La música vallenata y la riqueza de medios para comunicarse
Carmen de GradoMartes 16 de septiembre de 2025
2 minutos

Martes 16 de septiembre de 2025
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Autóctona de Magdalena, Cesar y La Guajira en el Caribe colombiano, la música vallenata fue declarada patrimonio inmaterial de la humanidad en 2015.
Es manifestación de tres etnias que se expresan con diferentes instrumentos:
- La europea, con el acordeón alemán y la métrica española.
- La indígena, con la guacharaca, instrumento de percusión de madera o metal con muescas para el raspado con un peine de alambre.
- La africana, con el tambor o caja vallenata, tocado con los dedos, no con palillos.
Sus ritmos: puya, paseo, son y merengue, nacen en los pueblos, ejecutados por lugareños; evolucionan y se expanden luego por los países de América y también en Europa.
Como otras expresiones del arte, el vallenato muestra una extraordinaria riqueza de medios para comunicarse. Proviene de culturas con mundos muy diversos, históricamente con graves conflictos entre sí, bajo la dialéctica del amo y el esclavo, del poderoso y el sojuzgado. Sin embargo, culturas y etnias potentes en su capacidad de transmisión y transformación. Dieron lugar a una música que los une a todos, que transciende fronteras, los fusiona, los pone en movimiento mediante la danza y construye una narrativa local que da identidad.
Otra vez el arte nos enseña recorridos necesarios, abre puertas a mundos promisorios. Otra vez de las cenizas vemos surgir el fuego, vemos brotar a partir de las dificultades y el dolor, expresiones vitales, vigorosas en su nacimiento, en su trayectoria y en su posibilidad de evolución.
De esto se trata también la oportunidad de transcurrir un extenso curso de vida, de encontrar la manera de adaptarnos a los enormes cambios que se están produciendo, de salir fortalecidos de las dificultades que atravesamos, conscientes de ser fieles a nuestro ser espiritual y a lo más personal y vital que nos habita en el 'aquí y ahora'.