Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

El increíble mérito de Papanicolau

Ramón Sánchez-Ocaña

Viernes 12 de julio de 2019

2 minutos

 George Papanicolau

Viernes 12 de julio de 2019

2 minutos

La mayoría de las mujeres conocen el test de Papanicolau  o, dicho de otra forma, el frotis vaginal que se realiza para detectar posibles células malignas o en trance de malignizarse. En el lenguaje popular se habla de hacer un “pap” o con el nombre completo del científico griego. Pero normalmente no somos conscientes de que esa simple prueba la diseñó después de muchos años de investigaciones aparentemente inútiles, cuando pensó que quizá el cáncer tuviera una etapa de aviso, una situación detectable en que todavía no se había definido como tal cáncer y por tanto se podía actuar con la celeridad  necesaria. Hoy nos parece lógico; pero aventurarse a decir en 1928 que algunos cánceres desprenden células anormales era una teoría sumamente avanzada. La historia demostró que George Papanicolau tenia razón.

Sin embargo, lo que quería compartir hoy con vosotras –y vosotros– es un poco de la historia de este hombre que con la idea de investigar se fue Estados Unidos en 1913. Y poca gente sabe que para costear sus estudios estuvo vendiendo alfombras. Y que cuando por fin entró a trabajar en un laboratorio, tuvo el nada apasionante encargo de estudiar el ciclo menstrual de las conejillas de indias (porque no sangran).

Como cuenta Sidhartha Mukherjee en su Biografía del cáncer, no solo estudiaba las reglas de las conejas, sino que para comprobar las diferencias  en las distintas etapas del ciclo, le hacia un frotis vaginal a su mujer.  ¡Todos los días!

La recogida de muestras dio sus frutos. Y pudo comprobar después de mucho tiempo que podía, al ver el frotis, saber en qué día del mes estaba. Así llego, tomando y viendo muestras y muestras de mujeres sanas y no tan sanas, a la conclusión de que en efecto, el cáncer desprende células anormales; y que si se interviene antes de que la enfermedad se instale, los logros pueden ser magníficos... Un mérito impresionante de aquel vendedor de alfombras. No olvidemos que estamos hablando de 1928.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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