Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

Vómitos, un síntoma preocupante

Ramón Sánchez-Ocaña

Jueves 10 de septiembre de 2020

3 minutos

Vómitos, un síntoma preocupante

Jueves 10 de septiembre de 2020

3 minutos

Pildoras

 

El vómito –con náusea o sin ella– es la expulsión violenta del contenido del aparato digestivo. La náusea sería la sensación anterior al vómito; es decir, esa angustia previa con palidez, como de mareo o de dolor poco intenso pero generalizado.

También suele confundirse el vómito con la regurgitación, especialmente si se trata de niños pequeños. La regurgitación no es realmente un vómito, sino un eructo que arrastra la comida que está todavía en el tubo digestivo. La regurgitación es pues, la expulsión de parte del aire que el niño traga al mamar o al beber.

El vómito  puede ser –y eso es lo que le da un interés muy especial– el reflejo, la manifestación o el síntoma de varios procesos. Muchos podrían cursar con algún tipo de vómito en un determinado momento. Problemas abdominales, digestivos, infecciones agudas, alteraciones metabólicas, cerebrales y hasta cardíacas –a veces un infarto produce ganas de vomitar– pueden tener el vómito como reflejo. Incluso puede tener un carácter psicosomático compensatorio: hay niños que un día no quieren ir al colegio porque “no se encuentran bien” y acaban, sin que haya razón fisiológica alguna, vomitando como expresión de que van a ser atendidos y cuidados.

Por qué se produce

En el fondo, el mecanismo del vómito es sencillo. Se basa en la contracción violenta del diafragma y de los músculos del abdomen. Eso comprime el estómago a la vez que se deja la puerta abierta del esófago, dando vía libre al contenido gástrico hasta la boca. Se produce también –como cuando se traga– el cierre de la faringe para que no se desvíe nada hacia los pulmones.

Tenemos en el cerebro varias zonas capaces de recibir los estímulos desencadenantes del vómito. Por eso puede tener tantos orígenes. Algunos fármacos pueden estimular una de esas zonas. Otra puede verse afectada por impulsos del aparato digestivo, tanto por contracción como por relajación; también puede verse estimulada por cosas aparentemente tan lejanas como determinados olores o visiones. Otras veces es un proceso tóxico –alcohol– o reflejo, como meter los dedos en la garganta. Y no podemos olvidar que el vómito también cumple su función de defensa: en muchas ocasiones, cuando un alimento no esta en buen estado o no es bien tolerado, se expulsa así.

No vamos a detenernos en vómitos que pueden representar síntoma grave. Ante todo vómito persistente, o que no se considere propio del proceso que se sufre, se debe consultar al médico.

Normalmente, se trata de un proceso alarmante, pero sin mayor trascendencia. Lo que debe saberse es que tanto el vómito, como la diarrea, tiene una consecuencia en la que no solemos pensar y es que se pierde agua y muchos minerales. Por eso conviene estar atentos si son frecuentes.

Cuando se vomita  hay que  beber muchas veces poca cantidad de líquido y desde luego suprimir las comidas. Eso, al enfermo no le va a preocupar, porque uno de los síntomas que acompañan al vómito es precisamente la pérdida de apetito. Cuando disminuya el número de vómitos se pueden tomar alimentos que no sean muy fuertes (sopa de arroz, yogur, leche rebajada). 

- Habrá visto, oído o leído que cuando se ingiere un tóxico hay que provocar el vómito para evitar que la sustancia nociva siga el proceso digestivo. Hay, sin embargo una excepción: NO PROVOQUE EL VOMITO si se trata de un tóxico corrosivo o derivado del petróleo, ya que entonces hará pasar la sustancia nuevamente por el tubo digestivo provocando nuevos problemas.

- El estómago, en contra de la idea inicial que se tiene   participa muy poco en el proceso del vómito

- Lo importante es conocer la causa. En sí no es más que un síntoma. Lo que ocurre es que a veces es "tanta cantidad de síntoma" que se convierte por si mismo en una entidad clínica.

- Si acude al médico por que hay vómitos recuerde que la forma de vomitar, el cuándo, el cómo, el por qué, en qué circunstancia, y todos los detalles posibles, pueden ser claves para determinar  la causa que los produce.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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