Miriam Gómez Sanz
Salud
Uno de cada cinco mayores en España sufre dificultades para tragar
Otorrinolaringólogos alertan sobre la disfagia y su impacto en la salud y nutrición
La dificultad para tragar, conocida médicamente como disfagia orofaríngea, afecta a uno de cada cinco mayores en España, según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC). Aunque la tos al comer se interpreta a veces como un despiste, su repetición puede indicar que los mecanismos que dirigen el alimento hacia el esófago no funcionan correctamente.
La disfagia compromete estructuras esenciales como boca, lengua, faringe y laringe, y no solo dificulta la alimentación, sino que aumenta el riesgo de neumonías, malnutrición, atragantamientos graves y deterioro funcional. Los afectados con enfermedades neurológicas (ictus, párkinson, esclerosis múltiple, ELA o demencias) y quienes han recibido tratamientos oncológicos o cirugías en cabeza y cuello presentan un riesgo significativamente mayor.
"La disfagia no es un diagnóstico, sino un síntoma con múltiples causas, que requiere un abordaje especializado y sistemático si se pretende evitar la progresión hacia complicaciones potencialmente graves", subrayan los expertos de la SEORL-CCC.
La capacidad para tragar de forma segura depende de la coordinación de músculos, nervios y estructuras respiratorias. Por ello, la SEORL-CCC propone considerar la función de deglución como un biomarcador de fragilidad. Su deterioro puede ser uno de los primeros signos de envejecimiento, incluso antes de otros problemas físicos. Incorporar su evaluación en programas de seguimiento permitiría anticipar complicaciones que hoy pasan inadvertidas.
Causas y tratamientos
Entre los factores más frecuentes se encuentran alteraciones musculares por pérdida de fuerza o coordinación; trastornos neurológicos que afectan los centros cerebrales de la deglución; y lesiones, cicatrices o inflamaciones en faringe y laringe por tumores, radioterapia, cirugías, traumatismos o infecciones.
El tratamiento varía según el origen, desde rehabilitación logopédica intensiva, maniobras de compensación, adaptación de la textura de los alimentos y estimulación neuromuscular, hasta intervenciones quirúrgicas o dispositivos que mejoran el cierre laríngeo.

Señales de alarma
Algunos signos de alerta incluyen tos repetida al tragar, sensación de alimento atascado, voz húmeda tras comer, pérdida de peso inexplicada, fatiga durante las comidas, necesidad de triturar los alimentos o evitar líquidos e infecciones respiratorias de repetición.
El diagnóstico se realiza mediante pruebas específicas como endoscopia de la deglución o videofluoroscopia, que identifican con precisión la fase alterada del proceso. La detección temprana es clave para preservar autonomía, seguridad y calidad de vida.
La SEORL-CCC recomienda a familiares, cuidadores y profesionales sanitarios prestar atención a los cambios en la alimentación. Entre los hábitos sencillos que ayudan a reducir riesgos destacan: masticar despacio y en trozos pequeños, mantener buena hidratación, evitar distracciones durante las comidas y cuidar la higiene oral de manera meticulosa.



