La presencia de hongos en las uñas es lo que se conoce como onicomicosis, una patología bastante común, que tiene especial prevalencia en adultos mayores, sobre todo en aquellos que padecen alguna patología que contribuye a debilitar en general su sistema inmunitario.
Los hongos en las uñas se contagian muy fácilmente, por lo que cualquiera puede sufrirlos, aunque el Colegio Profesional de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA) lo incluye entre las afecciones posibles del pie geriátrico.
La uña puede verse afectada por la presencia de distintos tipos de hongos, desde los dermatofitos, los más comunes, hasta levaduras y mohos, Cada uno de ellos requiere un tratamiento fungicida específico por lo que, ante cualquier alteración en la uña, que levante sospechas, es recomendable la visita al podólogo para realizar un diagnóstico acertado que indique el tratamiento más efectivo.
Las uñas, sobre todo las de los pies, pueden verse afectadas por distintas patologías que siempre requieren la debida atención. A diferencia de otras afecciones, que pueden resultar dolorosas como las uñas encarnadas, una infectación por hongos no suele causar molestias, pero sí resulta apreciable a simple vista. Es importante detenerla porque, de lo contrario, irá a más.
Entre los síntomas de onicomicosis, que permiten detectar la patología con rapidez, expertos de la fundación Podoactiva destacan:
Si detectas cualquier alteración de este tipo en las uñas de manos o pies, tanto el podólogo como el dermatólogo pueden ayudarte y determinar el tratamiento más adecuado. Generalmente, esta patología se cura con tratamientos tópicos fungicidas que eliminan el hongo que genera la infección. En los casos más persistentes, o en aquellos en los que la infección se ha extendido de forma considerable afectando no solo a las uñas, sino a la piel de los pies que las rodea, puede ser necesario un tratamiento farmacológico.
Como medidas preventivas, una correcta higiene de los pies, con especial cuidado en evitar la humedad (secar bien entre los dedos), utilizar calzado adecuado que favorezca una buena ventilación y tomar las debidas precauciones en lugares donde el contagio es más probable (duchas comunes, piscinas…) suelen ser suficiente para mantenerte a salvo de la onicomicosis.