Mariola Báez
Cuídate
Rellenos e infiltraciones faciales: todo lo que conviene saber
Los distintos materiales y técnicas de aplicación específicas para el tratamiento de la piel madura
Son muchos los tratamientos actuales que hacen posible el rejuvenecimiento facial con métodos que varían tanto en su forma de aplicación, como en los objetivos que persiguen. Uno de los más frecuentes, a la hora de minimizar los efectos del paso del tiempo en la piel del rostro, son las infiltraciones que, como señala la Sociedad Española de Medicina Estética (@SEMEstetica), consisten en la introducción, mediante inyecciones, de sustancias específicas en puntos previamente determinados.
¿Cómo se realiza un tratamiento de este tipo?
Infiltrar en el organismo una sustancia ajena a él siempre va a requerir un detallado estudio que tenga en cuenta las características concretas de cada paciente, su estado general de salud y el problema específico que se pretenda tratar.
Esta técnica estética está especialmente pensada para minimizar los signos habituales del envejecimiento de la piel, como son las depresiones cutáneas, las arrugas de expresión alrededor de los ojos y también las más profundas. Además, puede ser eficaz para tratar otras alteraciones, como marcas o cicatrices.
También puede utilizarse en tratamientos de remodelación facial, por ejemplo, para corregir algún rasgo relacionado con los pómulos o el mentón, en cuyo caso hay que distinguir entre implantes e infiltraciones, estas últimas siempre de carácter más superficial.
En manos expertas, la infiltración es un tratamiento relativamente sencillo, que no implica cirugía y que suele realizarse con anestesia local, para evitar la sensación molesta que pueden provocar los pinchazos de las micro inyecciones que la técnica requiere. Aunque cada caso es distinto, generalmente son intervenciones de corta duración y fácil recuperación. El tipo de aguja y su grosor, las cantidades exactas y el material que se vaya a infiltrar siempre dependerá de cada tratamiento y de las consideraciones médicas pertinentes.
¿Cuáles son los materiales de relleno más utilizados?
Los avances en medicina estética han hecho que, en la actualidad, pueda recurrirse a distintas sustancias que permiten rellenar o tensar el rostro para evitar fundamentalmente las arrugas y la flacidez. En una primera clasificación, hay que distinguir entre los materiales reabsorbibles, es decir aquellos que una vez infiltrados pasan a formar parte de los propios tejidos, como ocurre con el colágeno o con el ácido hialurónico, y los no reabsorbibles, materiales sintéticos como la poliacrimalida. Los primeros son los más utilizados en la mayoría de los posibles tratamientos.
Cada una de estas sustancias actúa de una manera concreta en los tejidos que dan forma al rostro y elegir una determinada, con el objetivo de obtener los mejores resultados, siempre será una decisión médica. Conocer sus características, incluyendo sus pros y contras, es importante a la hora de optar por una determinada. Entre los materiales de relleno más utilizados destacan:
- Ácido hialurónico. Esta es una sustancia presente de manera natural en el propio organismo y el objetivo de su infiltración es reponer la que vamos perdiendo con el paso de los años, especialmente a partir de los 50. Dependiendo de su densidad, es frecuente recurrir al ácido hialurónico tanto para minimizar pequeñas arrugas de expresión, como para el relleno de áreas más extensas como pómulos o labios.
- Toxina botulínica. El famoso bótox, aunque se aplica mediante infiltraciones, no cumple el objetivo de ser exactamente un material de relleno, porque su acción se centra en impedir que un determinado músculo se contraiga y provoque, así, la aparición de una arruga. Es la distensión muscular que se logra con el bótox lo que consigue alisar el rostro. Generalmente resulta muy efectivo para tratar, por ejemplo, arrugas marcadas en el entrecejo, frente o labios, pero es importante recordar que sus efectos son pasajeros, ya que no suelen ser visibles por un tiempo superior a los seis meses o un año.
- Colágeno. Es también un material reabsorbible, de los primeros utilizados en estos tratamientos estéticos. Es una proteína capaz de estimular la acción de los propios fibroblastos de las células de la piel para lograr, así, la generación de más colágeno de manera natural. Existen distintas técnicas de infiltración, según se quiera acceder a las capas de la piel más o menos profundas. Resulta eficaz no solo a la hora de combatir arrugas, sino también cuando se desea dar mayor firmeza al rostro para redefinir el óvalo facial.
- Poliprolactona. Se trata de un material sintético biodegradable cuyo uso resiente en estética se ha incrementado en los últimos años, porque, como en el caso anterior, da buenos resultados cuando de lo que se trata es de conseguir aumentar la propia producción de colágeno.
- Plasma rico en plaquetas. También destaca como uno de los avances en cuanto a las técnicas de relleno facial. Presenta ventajas importantes al tratarse de un material que procede directamente de la sangre del propio paciente, de la que se extrae ese plasma cuyas plaquetas actuarán regenerando los tejidos de la piel del rostro.
¿Las infiltraciones son recomendables para mayores?
Aunque no se trate de una intervención quirúrgica, este tipo de tratamientos pueden estar contraindicados en casos determinados, especialmente si existe alergia a los materiales que se pretende infiltrar, problemas de coagulación o cualquier otra patología que el médico deberá siempre tener en cuenta.
Es normal que la recuperación, tras someterse a uno de estos tratamientos, sea rápida y los efectos rejuvenecedores apreciables a las pocas semanas. Aun así, el especialista debe informar sobre los posibles efectos secundarios pasajeros, como inflamación de la zona tratada o presencia de rojeces o hematomas.
Hay que recordar que hablamos de inyectar una sustancia en una zona tan delicada como es la cara, a un nivel dérmico más o menos profundo, por lo que acudir siempre a un centro médico especializado es imprescindible. Cualquier error en ese 'pinchazo' puede tener consecuencias no deseadas de mayor o menor gravedad.