La kettlebell es un complemento cada vez más utilizado en los gimnasios para añadir intensidad a un determinado ejercicio. Permite trabajar tanto los grandes grupos musculares, como un área corporal concreta. También puede utilizarse en casa para llevar a cabo una rutina de ejercicios sencilla, pero siempre teniendo claros algunos consejos básicos sobre su uso, que conviene conocer para evitar errores frecuentes de principiantes que pueden acabar en serias lesiones.
En primer lugar, tienes que saber que esta especie de “bola de cañón” con asa de sujeción puede tener pesos muy diversos, por lo que debes elegir una que puedas manejar con relativa facilidad. Entre dos y cuatro kilos es más que suficiente para empezar a familiarizarte con este accesorio con total seguridad.
Como segundo consejo, es fundamental controlar el movimiento de la kettlebell, pues manejarla requiere cierta técnica. Si para ti este es un objeto novedoso, empieza a entrenar con él poco a poco. Emocionarte con un giro rápido, podría hacer que la bola ganase velocidad y acabases perdiendo el equilibrio. No es de lo que se trata.
Por último, si te inicias en este tipo de entrenamiento, elige ejercicios globales con los que trabajes especialmente la musculatura del tronco. Ya tendrás tiempo de centrarte en los bíceps si es lo que quieres.
Con el peso adecuado y unas nociones básicas, que puedes aprender en un gimnasio (es importante conocer la postura correcta que requiere cada ejercicio), puedes empezar a hacer tu rutina de fuerza con una kettlebell y movimientos muy sencillos. Cinco ejercicios por los que comenzar son:
Dominados estos ejercicios básicos, podrás incrementar la dificultad e intensidad de tu rutina con kettlebell.