Salud

La diabetes puede complicarse con la llegada del verano: estas son las razones

Cerlesky Pérez

Lunes 25 de agosto de 2025

4 minutos

El calor altera la glucosa y aumenta los riesgos en pacientes

La diabetes puede complicarse con la llegada del verano: estas son las razones
Cerlesky Pérez

Lunes 25 de agosto de 2025

4 minutos

Las olas de calor cada vez son más frecuentes en España y sus efectos van mucho más allá de la incomodidad de dormir mal o de no poder salir a la calle en las horas centrales del día. Las temperaturas extremas afectan al organismo, favorecen la deshidratación y pueden provocar mareos, agotamiento o incluso complicaciones graves si no se toman precauciones.

Aunque todo el mundo está expuesto a estos riesgos, hay colectivos especialmente vulnerables: las personas mayores, los niños pequeños y quienes conviven con enfermedades crónicas. Entre ellos, los pacientes con diabetes ocupan un lugar destacado porque su metabolismo se ve directamente alterado por el calor.

El calor y su impacto en la diabetes

Según Sanitas, las altas temperaturas pueden modificar la manera en que el cuerpo procesa los hidratos de carbono y la insulina. Esto significa que una jornada de calor intenso puede favorecer hipoglucemias inesperadas o descompensaciones que, en ocasiones, pasan desapercibidas porque los síntomas iniciales se confunden con el cansancio o la fatiga propios del verano.

Esta es la enfermedad que puede complicarse con la llegada del verano
Fuente: BigStock

 

Marta Carrasco, jefa de Endocrinología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, lo explica: “El calor puede acelerar la absorción de la insulina y hacer que los niveles de glucosa en sangre bajen con más rapidez. Si a eso añadimos el sudor, la pérdida de líquidos o cambios en el apetito, el riesgo de una hipoglucemia aumenta de forma considerable”.

No se trata solo de la medicación. En verano es habitual modificar las rutinas: comer menos, saltarse comidas, improvisar con fruta o tentempiés ligeros, o reducir la actividad física sin ajustar el tratamiento. “Pasear bajo el sol o salir a caminar a media tarde puede parecer inofensivo, pero si no hay una correcta hidratación se pueden producir desajustes importantes en el control glucémico”, advierte Carrasco.

Cómo protegerse del calor

Desde Sanitas insisten en que el verano no tiene por qué ser sinónimo de complicaciones, siempre que se tomen algunas precauciones sencillas.

Esta es la enfermedad que puede complicarse con la llegada del verano
Fuente: BigStock

 

Por ejemplo, beber agua de manera regular aunque no se tenga sed es clave, porque esperar a sentirla ya supone ir un paso por detrás en la deshidratación. También conviene organizar las comidas para no saltarse ninguna y tener siempre a mano algo que aporte glucosa rápida, como una pieza de fruta o un zumo, por si aparece una bajada inesperada.

Otro aspecto fundamental es el cuidado de la medicación: la insulina no tolera bien las altas temperaturas, de modo que conservarla en un lugar fresco o en pequeños dispositivos portátiles puede marcar la diferencia. Además, los especialistas recuerdan que los paseos o el ejercicio deben hacerse a primeras horas del día o al atardecer, cuando el sol aprieta menos.

Por último, es importante escuchar al cuerpo: mareos, palpitaciones, sudores fríos o confusión mental son señales de que algo no va bien. Actuar con rapidez puede evitar que una situación leve se convierta en una urgencia.

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