Mariola Báez
Salud
¿Qué información puede ofrecer un electromiograma a las personas mayores?
Esta sencilla prueba diagnóstica analiza el funcionamiento del sistema nervioso periférico
Médicos agrupados en el proyecto Tu Vida sin Dolor explican que un electromiograma es el resultado de utilizar una técnica concreta de electromiografía (EMG) que permite conocer el estado del sistema nervioso, para confirmar la existencia o el alcance de un posible daño neurológico y/o muscular.
Se trata, por tanto, de una prueba de neurofisiología que pueden solicitar médicos de distintas especialidades, para obtener información sobre la transmisión del impulso eléctrico que hace posible que los nervios periféricos hagan llegar, desde nuestro cerebro, las órdenes necesarias para poner en marcha los músculos implicados en cada uno de nuestros movimientos.
El electromiograma resulta útil para conocer el origen del dolor crónico que acompaña, en numerosas ocasiones, al adulto mayor o, por ejemplo, para saber por qué se produce el síndrome del túnel carpiano, esa sensación de hormigueo o adormecimiento de una extremidad. También es normal realizar esta prueba cuando existen calambres frecuentes o pérdida de fuerza o sensibilidad en algún músculo determinado.
En el estudio de las radiculopatias, es decir, las patologías que tienen su origen en el arranque del nervio que parte de la propia médula espinal, el electromiograma es una herramienta de eficacia demostrada.
¿En qué consiste esta prueba?
No suele tener una duración superior a los 30 minutos y no requiere ingreso hospitalario u horas de ayuno previo. Para poder estudiar la conducción del impulso nervioso, el especialista o electromiografista, siempre bajo la supervisión del neurólogo, colocará una serie de electrodos en la zona del cuerpo que se desea analizar y que puede ser cualquiera, desde tramos concretos de brazos y piernas hasta áreas dorsales o lumbares.
Los electrodos pueden adherirse directamente a la piel o bien tener forma de finísimas agujas, que servirán para transmitir una mínima descarga eléctrica para provocar la reacción muscular.
En cualquier caso, el paciente no siente dolor, aunque sí puede experimentar alguna molestia. Un osciloscopio irá registrando la información sobre la reacción de tus músculos ante el impulso eléctrico (nivel de contracción-relajación, tiempo de respuesta, número de fibras musculares implicadas…), una serie de datos que, posteriormente, analizará el neurólogo para establecer un pronóstico sobre la enfermedad y un tratamiento eficaz para proporcionar el alivio que la persona necesita.
Los riesgos de la prueba son casi inexistentes, aunque las personas que toman fármacos anticoagulantes deben comentarlo al médico ante la posibilidad de suspender su ingesta, de manera temporal, para evitar la aparición de pequeños hematomas, generalmente sin importancia.