Salud

El uso continuado de medicamentos para el dolor y el sueño pueden aumentar la fragilidad

Victoria Herrero

Foto: Bigstock

Martes 31 de diciembre de 2019

ACTUALIZADO : Miércoles 19 de mayo de 2021 a las 13:11 H

6 minutos

Según un estudio, esa ingesta de fármacos de forma regular incide en la salud de los mayores

Polisomnografía
Victoria Herrero

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Martes 31 de diciembre de 2019

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Si una persona mayor toma de forma regular todo tipo de fármacos para disminuir un dolor que pueda sentir de forma crónica o bien necesita una "ayuda" para poder conciliar el sueño, esto puede hacer que tenga un mayor riesgo de incrementar su fragilidad. Así lo corrobora un estudio realizado por investigadores del Oregon Research Institute y la Universidad del Atlántico de Florida (@FloridaAtlantic), que han demostrado que ese riesgo potencial aumenta en una nada desdeñable cifra de un 95%. Es decir, eso lleva a una situación en la que esa persona va perdiendo poco a poco independencia y autonomía y se hace más vulnerable y más dependiente de los recursos de atención médica. 

Los datos del estudio

Algo especialmente llamativo y grave, apuntan estos expertos, en aquellas personas que superan los 65 años y toman 2 o más medicamentos de forma conjunta durante mucho tiempo. Fármacos que sobre todo se engloban dentro de la familia de los sedantes y los analgésicos

Los medicamentos para el dolor y el sueño pueden aumentar el riesgo de fragilidad en los mayores

"El uso conjunto de múltiples medicamentos recetados es un fenómeno creciente, especialmente entre los adultos mayores. Las sociedades de medicina geriátrica, incluida la Sociedad Geriátrica Estadounidense (@AmerGeriatrics), han desarrollado pautas para ayudar a los prescriptores a evitar la prescripción potencialmente inapropiada", explican estos expertos a la hora de minimizar aquellos riesgos asociados con ciertos tipos de fármacos.

"Nuestro estudio muestra que el uso regular y el uso conjunto de medicamentos recetados para el dolor y el sueño están significativamente asociados con una mayor incidencia de fragilidad. Recomendamos más investigación para estimar el riesgo de fragilidad del dolor y las medidas para dormir y de los medicamentos recetados para el dolor y el sueño", añaden. 

La fragilidad en los mayores

La palabra misma ya nos puede dar pistas sobre a qué nos referimos con la fragilidad en las personas de edad avanzada. En estos casos hablamos de un síndrome fisiológico que hace que estas personas cada vez tengan menos resistencia y menos reservas para hacer frente a los problemas de salud venideros.

Y esto lleva, poco a poco, a un desgaste de los sistemas fisiológicos de ese paciente con lo que hay un mayor riesgo de que se produzcan de forma continua otra serie de dolencias y patologías de la salud en forma de discapacidad, caídas, pérdida de movilidad, reducción de su autonomía, empeoramiento en enfermedades, ingreso hospitalario e incluso el fallecimiento. En definitiva, una peor calidad de vida de estos mayores. 

El uso continuado de medicamentos para el dolor y el sueño pueden aumentar la fragilidad

Lo bueno en estos casos es que no solo se puede prevenir esa situación en el caso de las personas mayores, sino que también se puede tratar. Es decir, como detallan los expertos antes mencionados, hablamos de una realidad que no es irreversible pero que por ahora y según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (@sanidadgob) afecta a unas 800.000 personas en nuestro país. Trasladado a un coste sanitario son casi 2 millones de euros al año.

Pero estos casos no solo se dan en España ya que a nivel europeo las cifras no distan mucho: 1 de cada 10 personas mayores de 65 años presenta esos síntomas de fragilidad. Señales que sobre todo se concentran en estas cinco: pérdida de peso, debilidad, cansancio generalizado, una baja actividad física y la lentitud a la hora de moverse, hacer las cosas o comunicarse. "Es el paso previo a un estado de pre-discapacidad", como explican desde el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete (@albacetesanidad). 

Para estos expertos de la sanidad pública, la intervención prematura pasa sobre todo por mejorar la realidad de esas personas mayores a nivel nutricional y física. Es decir, alimentarse de forma más sana y saludable y mantenerse activos regularmente. Y junto a esto, como inciden los responsables del estudio antes mencionado, es importante que el médico haga un control de los fármacos que "no están bien prescritos" para este colectivo poblacional. 

Precisamente estos médicos de la sanidad pública de Castilla-La Mancha alaban las bondades del deporte y el ejercicio físico, antes incluso que cualquier pastilla que se tome, por ejemplo para regular la tensión o el azúcar. "Es el principal tratamiento. Los resultados son abrumadores ya que produce beneficios en el 100% de los pacientes mayores frágiles que lo hacen. Son beneficios muy rápidos y, si se mantiene esa actividad, también se mantienen en el tiempo". 

En este sentido, no es necesario apuntarse a deportes que requieran un importante esfuerzo. Bastaría con caminar, estar activo, no dejarse vencer por la pereza o el sedentarismo... además de realizar algunos ejercicios para mejorar la fuerza y la potencia muscular

Y en lo que respecta a la alimentación, se refieren al aporte adecuado de aquellos nutrientes que necesitan estas personas mayores con necesidades especiales; es decir, una buena ingesta de proteínas, vitaminas y minerales

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Victoria Herrero

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