Mariola Báez
Medicina general
¿Qué es la poliposis nasal y qué riesgos implica para las personas mayores?
Esta patología complica la salud de adultos mayores que sufren algún tipo de enfermedad respiratoria
Se estima que entre un 2% y un 4% de la población general padece poliposis nasal, una dolencia que según explica la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (@SEAIC_Alergia) es una enfermedad de carácter inflamatorio que afecta a la mucosa de la nariz de los senos paranasales. Aunque el término pólipo puede crear alarma, no se considera una patología maligna, ni se trata de ningún tipo de cáncer. Aun así, en los casos más avanzados puede afectar de manera importante a la calidad de vida de quien la sufre, especialmente si es una persona mayor que presenta, además, problemas respiratorios como los que pueden derivarse del asma o de una fuerte alergia.
¿A quién afecta la enfermedad? ¿Cuáles son sus principales manifestaciones?
La Sociedad Española de Otorrinolaringología (@SEORLCCC) señala que esta patología es motivo frecuente de consulta en esta especialidad. La poliposis nasal suele manifestarse entre los 40 y los 60 años, aunque puede presentarse a cualquier edad, incluso en niños. Los pólipos, que se forman en la mucosa, son el fruto de su anormal engrosamiento, que acaba dando lugar a pequeñas protuberancias translúcidas que pueden llegar a provocar una obstrucción nasal más o menos molesta e intensa. No es una enfermedad contagiosa y tampoco está claro que se hereditaria (aunque pueden presentarse casos generalizados en una misma familia).
El índice de prevalencia apunta a que suelen sufrirla algo más lo hombres que las mujeres, y en adultos mayores se observa una mayor presencia en aquellos que padecen asma o algún tipo de patología relacionada con los bronquios y el sistema respiratorio. También es más frecuente encontrarla en pacientes con intolerancia a los medicamentos no esteroides (AINEs).
Los síntomas son variables pero entre los más comunes, que hacen sospechar de la posible existencia de estos pólipos,destacan: la congestión nasal (aunque no se esté atravesando un proceso gripal o un catarro),la presencia de mucosidad anormalmente espesa y la alteración o disminución evidente de la capacidad olfativa. Tampoco es extraño que la poliposis nasal vaya acompañada de molestias de otro tipo como dolor de garganta, de cabeza o de oídos, malestar general, tos, incluso décimas de fiebre cuya causa.
Si los pólipos no son tratados e incrementan su tamaño de forma notable no solo podrían llevar a provocar una obstrucción nasal severa sino acabar causando deformaciones en la nariz, como apuntan médicos especialistas de la Clínica Universidad de Navarra (@ClinicaNavarra).
¿Cómo se diagnostica la poliposis?
No se ha establecido una relación clara sobre las posibles causas que podrían ser el origen de esa inflamación de la mucosa nasal, por lo que las medidas preventivas son inexistentes. Lo que sí se puede y es importante hacer es acudir al otorrinolaringólogo ante esa sensación de nariz taponada y excesiva mucosidad de origen desconocido que además parece empeorar en algunas situaciones como ante los cambios bruscos de temperatura o en ambientes donde puede haber presencia de alérgenos (polen, contaminación, polvo...).
Actualmente, una sencilla rinoscopia sirve para diagnosticar, con certeza, la enfermedad y también es habitual recurrir a una tomografía computarizada (TC) que permita ver con exactitud la extensión de la poliposis y el tamaño de los pólipos, antes de establecer el tratamiento más adecuado.
En las personas mayores la detección precoz de los pólipos resulta especialmente importante para poder aplicar, cuanto antes, el tratamiento farmacológico que pueda frenar la inflamación de la mucosa impidiendo, así, que continúen formándose, hasta el punto de tener que recurrir a medida invasivas incluyendo la cirugía.
¿Qué tratamientos existen para frenar el avance de la enfermedad?
La poliposis nasal es una enfermedad crónica por lo que su cura total no es posible de momento, pero en la mayoría de los casos el tratamiento farmacológico resulta eficaz. Los expertos señalan que son los medicamentos a base de corticoides los que han dado mejores resultados a la hora de controlar la inflamación de la mucosa y la aparición y desarrollo de los pólipos. Se administran por vía oral y también tópica, con gotas o aerosoles que se aplican directamente en las fosas nasales.
Con un adecuado control, las revisiones periódicas pertinentes y un correcto mantenimiento de las pautas en la medicación, la enfermedad puede estar perfectamente controlada sin que interfiera en exceso en una buena calidad de vida. Como “remedio” casero para aliviar los síntomas, los lavados nasales, con sueros específicos, resultan realmente efectivos a la hora eliminar la mucosidad y permitir una mejor respiración.
En ocasiones, si los pólipos son de gran tamaño y provocan una grave obstrucción puede ser necesario recurrir a la cirugía para extirparlos. En este sentido, el avance que ha experimentado la cirugía endoscópica ha hecho que estas intervenciones resulten relativamente sencillas, aunque como cualquier operación, no está exenta de riesgos. Hay que dejar claro que este método quirúrgico elimina los pólipos, pero no cura la enfermedad. La inflamación que los causa no desaparece tras la operación, por lo que, en la mayoría de los casos, será necesario continuar con el tratamiento farmacológico y puede que, aun así, los pólipos vuelvan a aparecer.