Medicina general

Las técnicas más eficaces de terapia ocupacional para frenar el avance de la enfermedad de Alzheimer

Mariola Báez

Martes 23 de junio de 2020

6 minutos

Mantener la máxima funcionalidad, autonomía y calidad de vida su el objetivo

Alzhéimer
Mariola Báez

Martes 23 de junio de 2020

6 minutos

Así lo indica la Fundación Reina Sofía en su Guía para Profesionales que trabajan con enfermos de Alzheimer, resaltando la eficacia de esta terapia en personas que presentan riesgo de sufrir alguna limitación o grado de dependencia en el desarrollo de sus actividades diarias a causa de la enfermedad neurodegenerativa.

La terapia ocupacional es una parte fundamental en el tratamiento no farmacológico de los distintos tipos de demencia. Se centra en la persona desde un concepto holístico, es decir, de manera integral, teniendo en cuenta la relación entre el posible deterioro físico y la pérdida progresiva de las funciones cognitivas. Su objetivo es siempre frenar, impedir que la enfermedad avance o, al menos, conseguir retrasar sus efectos. Para ello el terapeuta ocupacional cuenta con técnicas específicas, cada vez más avanzadas y eficaces.

alzhéimer cerebro.

¿Cómo se establece la terapia ocupacional más adecuada en cada caso?

Pérdida de capacidad motora, desorientación, confusión, alteraciones en el lenguaje y en la memoria, dificultad para realizar tareas sencillas, cambios de conducta… son algunos de los síntomas que aparecen en la enfermedad de Alzheimer en sus distintas fases. El primer paso, antes de iniciar cualquier terapia ocupacional, es la evaluación del nivel de funcionalidad que presenta la persona para establecer, así, las técnicas que resultarán más efectivas. Para llevarlas a cabo, el terapeuta recurre a una serie de herramientas, como son el Índice de Barthel, o el de Lawton y Brody, que miden el grado de autonomía a la hora de realizar actividades cotidianas (aseo, alimentación, vestimenta, tareas domésticas, toma de medicamentos, uso de transportes…)

Establecidas las necesidades concretas de la persona, se determinará aquella terapia que incida precisamente en los aspectos cognitivos que presentan una mayor pérdida de funcionalidad.

¿Qué técnicas se aplican actualmente con buenos resultados?

1 de cada 10 personas mayores de 65 años sufre Alzheimer, según datos de la Fundación Pascual Maragall (@fpmaragall), que también detalla que cada 3 segundos se diagnostica un nuevo caso de demencia en el mundo. Las investigaciones centradas en encontrar una solución que frene esta “epidemia” del siglo XXI, ligada al propio envejecimiento de la población y al incremento de la esperanza de vida, avanzan en dos principales vías: el tratamiento farmacológico, y también las terapias que ayuden a evitar que la enfermedad progrese.

Cada vez son más numerosas las técnicas de terapia ocupacional que han demostrado su eficacia a la hora de lograr el objetivo. Entre las que se desarrollan actualmente destacan:

Estimulación sensorial. Consiste en realizar una serie de ejercicios y actividades concretas cuya finalidad es potenciar la funcionalidad de los cinco sentidos de la persona, mediante el reconocimiento de estímulos concretos (sonidos, olores, texturas, sabores…). En algunos casos, el trabajo se realiza en salas multisensoriales, también llamadas salas (o terapias) Snoezelen. La Asociación de Estimulación Sensorial y Snoezelen (ISNA España) explica que éste es un concepto novedoso y global, que hace referencia a una serie de intervenciones destinadas a proporcionar la activación sensorial, buscando la estimulación o la relajación, según cada caso y siempre contrbuyendo a incrementen el bienestar de la persona.

Estimulación neurosensorial. Con ella se intenta mantener la conexión de quien padece Alzheimer con su entorno concreto y también con el mudo que le rodea.

Estimulación física. Parte fundamental de la terapia ocupacional cuyo objetivo se centra en desarrollar la psicomotricidad como elemento básico para mantener la propia autonomía.

Terapia recreativa. Es un conjunto de técnicas concretas que se basan en el juego, en las actividades lúdicas como método para que la persona afectada combine el ocio con distintas actividades manipulativas, siempre con finalidad terapéutica.

La efectividad a la hora de frenar la enfermedad

Los resultados de la terapia ocupacional se trasladan progresivamente a la vida cotidiana de una persona que sufre demencia. Los profesionales insisten en la necesidad de iniciar estas terapias en cuanto la enfermedad es diagnosticada, ya que, su eficacia es mayor en las etapas iniciales del Alzheimer.

Las técnicas aplicadas son siempre individuales (aunque puedan desarrollarse en grupo) porque se adaptan a las necesidades específicas de cada persona. Manualidades, ejercicios de cálculo o de lenguaje (lectura en voz alta, redacciones cortas…), psicomotricidad fina, que propicie el “entrenamiento” básico en movimientos que se aplicarán en gestos sencillos pero básicos de la vida diaria (uso de los cubiertos, capacidad para vestirse de forma autónoma...), musicoterapia, ejercicios de memoria (repetir palabras, elaborar listas…), cuidados de un jardín o huerto… la lista de actividades que puede abarcar la terapia ocupacional es extensa y muy variada, pero es importante señalar que no se trata de actividades de “entretenimiento”, porque su fin es terapéutico y su repercusión en la calidad de vida de una persona enferma resulta evidente.

Como recuerda la Fundación Alzheimer España (@AlzheimerEsp), estas terapias se traducen en programas de trabajo concretos, que deben adaptarse a cada etapa del Alzheimer y estar siempre enfocados a la psicoestimulación cerebral, la clave e  el freno de la enfermedad.

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Mariola Báez

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