Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadistica (@es_INE) en España hay casi tres millones de personas que afrontan la viudedad. La gran mayoría son mujeres mayores.
Perder a la pareja es siempre un episodio traumático, independientemente de los años que se tengan, pero cuando sucede en un matrimonio mayor, que lleva junto ‘toda la vida’ el suceso reviste particularidades que pueden hacer aun más complejo superar el proceso de duelo. Cada situación es distinta, pero es fácil comprender lo difícil que puede ser afrontar una nueva etapa sin la persona con la que se ha convivido durante décadas. Al amor o cariño hay que añadir las costumbres compartidas, el planteamiento de un futuro común que se desvanece, quizá la disminución de ingresos económicos y una generalizada sensación de vacío que, según los psicólogos, se incrementa especialmente en aquellos casos en los que la mujer ha sido la principal responsable del cuidado de su marido tal vez durante años.
El dolor que provoca la muerte de un ser querido es inevitable y absolutamente natural. Los psicólogos señalan que cada persona tiene sus propios tiempos a la hora de superar el proceso de duelo, una situación que puede tener varias fases, prolongándose durante semanas o meses, y provocando los sentimientos más diversos, desde una primera no aceptación de la realidad, hasta etapas donde la tristeza, la ira, la inseguridad e incluso la culpa son emociones que pueden aparecer.
Los expertos insisten en que no hay que intentar ‘olvidar’ a toda costa o intentar reprimir los sentimientos. Podría decirse que el duelo se supera cuando el dolor se convierte en un bonito recuerdo, que pasa a formar parte de la vida y, aunque probablemente siga provocando nostalgia o añoranza, ya no duele.
Cuando la pérdida de la pareja es reciente, una persona mayor necesita el apoyo y cariño de su familia y entorno que debe permanecer atento a que el proceso de duelo se desarrolle con normalidad y no derive en una depresión, o pueda agravar cualquier problema de salud. Que esto llegue a suceder, es uno de los principales riesgos añadidos a los que se enfrentan los adultos de más edad en estas circunstancias. En algunos casos, la ayuda profesional de psicólogos y gerontólogos, con terapias específicas puede resultar indispensable.
El ser humano en general tiene una capacidad, a veces asombrosa, para adaptarse a las distintas situaciones que surgen en el transcurso de su vida, superando, así, la adversidad. Es lo que se conoce como resiliencia y son muchos los investigadores que apuntan a que esta ‘cualidad’ prevalece en numerosas personas mayores, especialmente mujeres, a la hora de hacer frente una pérdida de este tipo.
La vida continua y toca seguir adelante. Hay que sobreponerse pese a la normal tristeza y quizá a una cierta desorientación respecto al propio entorno y al ‘vértigo’ que puede dar la idea de continuar ‘solo’. En este sentido, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria) da una serie de importantes pautas y consejos que pueden ser de gran ayuda: