Aunque también las padecen los hombres y pueden darse en cualquier momento de la vida por circunstancias diversas, por ejemplo, tras dar a luz, después de una cirugía o por un traumatismo, las pérdidas leves de orina empiezan a manifestarse en torno a los 55 años, aunque, por supuesto, no hay una edad exacta ni aparecen en todos los casos.
Independientemente del motivo concreto que provoque dichas pérdidas, que afectan tanto física como psicológicamente a cualquier mujer, el origen de estas situaciones incómodas es siempre el mismo: el debilitamiento de la musculatura del suelo pélvico. Así lo señala el Servicio Andaluz de Salud en el programa de ejercicios que recomienda para lograr fortalecer esos músculos que se encargan de sostener los órganos situados en la parte baja del abdomen, entre ellos la vejiga.
Cualquier edad es buena para dedicar unos minutos a trabajar la musculatura interna de la zona inferior del abdomen y prevenir una progresiva distención que, a la larga, pudiera desencadenar esos "escapes" que pueden aparecer al realizar un movimiento brusco, toser fuerte o cargar con un objeto pesado. Si más que de pérdidas hablamos de ligera incontinencia, pueden ser necesarios tratamientos médicos para la rehabilitación y fortalecimiento del suelo pélvico. En este caso, el Servicio de Rehabilitación de Suelo Pélvico de la Fundación Jiménez señala entre otras recomendaciones higiénico dietéticas: no utilizar ropa interior demasiado apretada, no cargar pesos o procurar, cuando se tengan ganas de orinar, intentar contraer el músculo periné varias veces antes de, definitivamente, hacer pis.
Además de estas medidas, con carácter preventivo, hay algunos ejercicios muy sencillos y que no suponen gran esfuerzo puede resultar de gran ayuda:
Por último, recuerda que cuando termine el confinamiento es recomendable una actividad física modera como caminar a diario 30 minutos es magnífica para mantenerte saludable y también para reducir el riesgo de pérdidas de orina.