A la pérdida involuntaria de orina se le conoce con el nombre de incontinencia urinaria. Debido a esta patología, la persona afectada tiene una necesidad "imperiosa y repentina" de ir al baño, pero no logra retener la orina. Una situación que, como explican desde la Clínica Universidad de Navarra, suele afectar a la población adulta y es de "dos a cuatro veces más común en mujeres que en hombres".
Este problema puede causar cierto apuro y vergüenza y debe ser tratado por especialistas médicos. En la mayoría de los casos basta con hacer un sencillo cambio de hábitos en el estilo de vida y seguir un tratamiento para aliviar esas incómodas molestias o frenarlas. Y es que a nadie le gusta ver mermada su calidad de vida si cada vez que estornuda, se ríe o hace un esfuerzo físico tiene un leve escape.
Cuando se habla de incontinencia son varias las causas que pueden provocar su aparición. Así, cuando se produce de una forma más ocasional se puede deber a ciertos momentos de urgencia, a algunos esfuerzos físicos o a alimentos y bebidas que actúan como diuréticos como son el alcohol o la cafeína, además del empleo de fármacos para la presión arterial, el corazón o sedantes y que pueden tener estos efectos.
Sin embargo, hay otras circunstancias con las que esta molestia es más persistente y conviene acudir al médico. Así, el diagnóstico puede hablar de trastorno debido a causas muy diversas: desde cambios y envejecimiento del músculo de la vejiga, pasando por la época de la menopausia, una obstrucción en las vías urinarias, un problema neurológico o un efecto secundario de los tratamientos para el cáncer de próstata.
Con todo, los tratamientos en cada caso son muy dispares:
Unos ejercicios que ayudan a fortalecer los músculos situados alrededor de la uretra y del suelo pélvico y que se realizan con una serie de repeticiones con contracciones y relajaciones son los de Kegel.
La incontinencia urinaria no siempre puede prevenirse, pero sí es cierto que se puede disminuir si tenemos en cuenta algunas recomendaciones como evitar alimentos o bebidas que irriten nuestra vejiga, consumir más fibra, mantener un peso adecuado o dejar de fumar.