Teresa Rey
Medicina preventiva
Las consecuencias para la salud de la 'boina gris' que cubre Madrid
Los órganos más afectados por la contaminación del aire son, sobre todo, los pulmones y el corazón
La “boina gris” que cubre Madrid durante el periodo invernal se produce principalmente cuando acontecen unas circunstancias meteorológicas. En ocasiones, durante los meses de invierno, sobre España se instala una situación anticiclónica que permanece días y días, y que parece que no se mueve del centro peninsular nunca. Al tener altas presiones, el aire pesa más de lo normal, de modo que este impide que se escapen las sustancias contaminantes que expulsan los coches y las calefacciones puestas por el frío que hace en el exterior.
Por qué se produce
Esto es lo que da lugar a ese fenómeno denominado “boina negra” o “boina gris” de contaminación que se sitúa sobre el cielo de las grandes ciudades, ofreciendo una apariencia de suciedad desagradable. Esta da lugar a una situación de bloqueo continuo lo que va propiciando la acumulación de partículas contaminantes, algo que trae consecuencias negativas para la salud.
Respirar un aire libre de contaminantes en las grandes urbes es hoy en día una utopía, pero cuando se producen estos fenómenos hay que estar pendientes, ya que la contaminación tiene efectos sobre la salud, según indican los expertos. Las partículas que hay suspensas en el aire y que son nocivas son muchas, pero en Madrid pululan principalmente partículas en suspensión como las PM2,5 y las PM10, dióxido de nitrógeno (NO2) y Ozono troposférico (O3).
La contaminación del aire causa 10.000 muertes al año en España, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (@SeparRespira). Además, es la cuarta causa de muerte en el mundo con 7 millones de fallecimientos, según indican desde la Organización Mundial de la Salud (OMS @opsoms).
Los contaminantes ambientales que más perjudican son los óxidos de nitrógeno (NO2), que son los que más defunciones provocan en España, en torno a 6.000 al año. Les siguen partículas en suspensión, con 2.600 muertes anuales; el ozono troposférico, con más de 500, y otros como el dióxido de azufre, el monóxido de carbono o el plomo.
Tráfico en Madrid (Europa Press)Los más afectados
Estas sustancias están suspensas en el aire y al no verlas, salvo cuando se producen estos fenómenos como la “boina gris”, pensamos que no nos están afectando. Sin embargo, ocurre todo lo contrario. La doctora Isabel Urrutia, neumóloga y coordinadora del Área de Medio Ambiente de Separ (@SeparRespira), asegura que la contaminación puede dar lugar a problemas de salud graves, sobre todo, en los pulmones, corazón y otros órganos sistémicos, así como en el desarrollo del feto en el caso de las mujeres embarazadas. “Sabemos que las personas en las etapas vitales extremas, niños y mayores, así como los enfermos respiratorios crónicos, del corazón o de salud frágil son los más vulnerables a los efectos de la contaminación del aire en las ciudades”, asegura.
También se ha constatado que las partículas en suspensión se consideran un carcinógeno de primer orden y están vinculadas a tumores pulmonares, de mama y digestivos. “A su vez los días en que los índices de contaminación superan los límites establecidos aumentan los ingresos hospitalarios, las consultas médicas y las atenciones en urgencias, especialmente de los enfermos crónicos respiratorios: asmáticos y pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)", añade.
Respecto a esta última enfermedad destacar que el frío de los meses invernales y los principales contaminantes del aire influyen negativamente en las exacerbaciones de la EPOC, al aumentar las hospitalizaciones por esta causa, tal y como se explica en un estudio publicado en Plos One. Las exacerbaciones que ocasiona esta patología respiratoria son un motivo frecuente de ingresos hospitalarios, así como de un aumento de la mortalidad entre los pacientes que la padecen.
“Se producen sobre todo por factores conocidos como la exposición al tabaco, a algunos puestos de trabajo e infecciones por virus y bacterias, pero diferentes estudios también han señalado que las condiciones climatológicas y los niveles de polución del aire podrían estar asociados a un incremento de los ingresos hospitalarios debidos a exacerbaciones de la EPOC”, concluye la experta.
Los pulmones
Los expertos insisten en que uno de los órganos más afectados por la polución es el pulmón, ya que está en contacto continuo con el aire ambiente a través de la respiración. Se cree que el aire contaminado probablemente causa lesiones oxidativas en las vías respiratorias dando lugar a inflamación, remodelación y un mayor riesgo de sensibilización.
En estas condiciones González Torralba, facultativo especialista del Área de Neumología del Hospital Universitario del Tajo, Aranjuez y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (@NeumoMadrid), recomienda evitar la práctica de ejercicio al aire libre en los días de más contaminación. Es mejor hacerlo en las horas en las que haya menos tráfico, en el interior de parques y a ser posible fuera de las grandes ciudades.
En general, cualquier persona puede sufrir los efectos de la contaminación atmosférica, pero son más vulnerables las personas mayores de 65 años, los niños, quienes tienen enfermedades del corazón o los bronquios, así como las embarazadas, y los diabéticos o inmunodeprimidos.