Miriam Gómez Sanz
Salud
Por qué los camellos y las llamas podrían ser claves en la lucha contra el alzhéimer
Descubren que los nanobodies podrían llegar al cerebro con más eficacia que los fármacos actuales
Una nueva generación de tratamientos podría estar en camino para algunas de las enfermedades cerebrales más complejas, como el alzhéimer o la esquizofrenia. Investigadores del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), en Montpellier (Francia), han demostrado que los nanobodies —pequeñas proteínas derivadas de animales de la familia de los camélidos, como camellos, alpacas o llamas— podrían ofrecer una forma más eficaz y segura de actuar sobre el cerebro.
El trabajo, publicado en la revista científica Trends in Pharmacological Sciences (Cell Press), explica que el pequeño tamaño de estas moléculas les permite atravesar mejor la barrera hematoencefálica, el filtro natural que protege el cerebro y que tanto limita la llegada de los medicamentos convencionales.
"Los nanocuerpos de camélidos abren una nueva era de terapias biológicas para trastornos cerebrales y revolucionan nuestra concepción de la terapéutica", afirma Philippe Rondard, coautor del estudio e investigador del CNRS. Según Rondard, estas proteínas podrían "constituir una nueva clase de fármacos a medio camino entre los anticuerpos convencionales y las moléculas pequeñas".

Pequeñas proteínas con gran potencial
Los nanobodies fueron descubiertos en los años noventa por científicos belgas que estudiaban el sistema inmunitario de los camélidos. A diferencia de los anticuerpos humanos, compuestos por cuatro cadenas, los camélidos producen anticuerpos más simples, formados solo por cadenas pesadas.
El fragmento activo de esos anticuerpos —denominado nanobody— es diez veces más pequeño que un anticuerpo tradicional, lo que lo convierte en un candidato idóneo para acceder al cerebro y actuar de forma precisa sobre las neuronas afectadas.
Hasta ahora, los tratamientos basados en anticuerpos se han mostrado eficaces contra el cáncer o algunas enfermedades autoinmunes, pero no tanto en los trastornos neurológicos, donde los fármacos suelen tener dificultades para alcanzar su objetivo o provocan efectos secundarios importantes.
"Se trata de pequeñas proteínas altamente solubles que pueden entrar en el cerebro de forma pasiva", explica Pierre-André Lafon, también investigador del CNRS y coautor del trabajo. Por el contrario, "los fármacos de molécula pequeña diseñados para cruzar la barrera hematoencefálica son hidrofóbicos, lo que limita su biodisponibilidad y aumenta el riesgo de efectos no deseados".

Avances prometedores, pero aún lejos del paciente
Los investigadores ya han comprobado que ciertos nanobodies son capaces de revertir déficits de comportamiento en modelos de ratón con esquizofrenia u otras enfermedades cerebrales. Sin embargo, advierten que aún queda camino por recorrer antes de que puedan aplicarse en humanos.
Será necesario evaluar su seguridad a largo plazo, su estabilidad y su permanencia en el cerebro, así como desarrollar formulaciones estables que mantengan su actividad durante el almacenamiento y el transporte.
"Nuestro laboratorio ya ha comenzado a estudiar estos diferentes parámetros para algunos nanobodies que penetran en el cerebro y recientemente ha demostrado que las condiciones de tratamiento son compatibles con el tratamiento crónico", señala Lafon.



