Este es el número de pasos diarios que retrasa el alzhéimer hasta siete años
Entre 5.000 y 7.000 ayudan a ralentizar la progresión de la patología en personas con riesgo
Ni 10.000, ni 5.000, ni 3.500: estos son los pasos al día para vivir más y mejor
Esto es lo que debes hacer si tienes riesgo de sufrir alzhéimer
El ejercicio no solo previene la demencia, también estas enfermedades
Basta con un poco de esfuerzo más para lograr grandes beneficios para la salud cerebral. El alzhéimer (EA) es una enfermedad neurodegenerativa que supone la primera causa de demencia a nivel mundial. Se estiman unos 40 millones de personas en el mundo afectadas de demencia atribuible a ella. En España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), podrían existir unas 800.000 personas con esta patología.
Como documenta un estudio de JAMA Neurology, se estima que casi la mitad de los casos de EA en todo el mundo son atribuibles a factores de riesgo modificables. La inactividad físlca, en particular, desempeña un papel destacado en EE.UU. y Europa. Si bien los estudios en animales respaldan el beneficio de la actividad física en la progresión de la EA , aún existen importantes lagunas de conocimiento en la literatura científica en humanos, lo que limita su aplicación efectiva en ensayos de prevención de la enfermedad.
La mayoría de los trabajos existentes se basan en la información que han declarado los propios participantes sobre la actividad física, lo que puede suponer posibles sesgos de memoria y errores en la información, especialmente en poblaciones con deterioro cognitivo o en riesgo de padecerlo. Además, la mayoría de los estudios se centraron en el síndrome clínico de la EA , y pocos examinaron directamente los biomarcadores centrales de la EA .
Nuevas evidencias
Con la creciente popularidad de los dispositivos digitales portátiles, el recuento diario de pasos se ha convertido en una medida de actividad física fácilmente accesible y comprensible. Según un nuevo estudio, aumentar el número de pasos, aunque sea un poco, podría ayudar a ralentizar la progresión de la enfermedad de Alzheimer en personas con mayor riesgo. En un artículo publicado en Nature Medicine, investigadores del Mass General Brigham (Reino Unido) descubrieron que la actividad física se asociaba con una menor tasa de deterioro cognitivo en adultos mayores con niveles elevados de beta-amiloide, una proteína relacionada con el Alzheimer.
Evidencias científicas previas sugieren que un mayor recuento de pasos se relaciona con una menor mortalidad por todas las causas y un trabajo previo, estos mismos investigadores demostraron que un mayor recuento de pasos en adultos mayores cognitivamente intactos (AC) con una elevada carga basal de beta-amiloide (Aβ) se asoció con un deterioro cognitivo prospectivo más lento, lo que respalda un posible papel protector de la actividad física en la etapa en la que enfermedad no ha dado la cara. Sin embargo, aún se desconoce si esta asociación protectora con la cognición está mediada por diferencias en la carga neuropatológica de la EA, o qué niveles de actividad física se asocian con un deterioro cognitivo más lento.

"El presente estudio abordó estas cuestiones utilizando una cohorte ampliada del Estudio del Envejecimiento Cerebral de Harvard (HABS) de personas mayores de la Universidad de Colorado (CU) con datos de actividad física medidos con podómetro, tomografía por emisión de positrones (TEP) longitudinal de Aβ y tau, y evaluaciones cognitivas anuales durante un máximo de 14 años. Examinamos si la actividad física se asocia con un deterioro cognitivo y funcional más lento a través de diferentes tasas de acumulación de Aβ y tau. Además, analizamos las relaciones dosis-respuesta con los niveles de actividad física para contribuir al desarrollo de futuros ensayos de prevención de la enfermedad de Alzheimer y políticas de salud pública", documentan los investigadores en su trabajo.
¿Cuántos más pasos son necesarios?
Al parecer, la investigación demuestra que el deterioro cognitivo se retrasó, en promedio, tres años en las personas que caminaban entre 3.000 y 5.000 pasos diarios, y siete años en quienes caminaban entre 5.000 y 7.500 pasos diarios. Las personas sedentarias presentaron una acumulación significativamente más rápida de proteínas tau en el cerebro y un deterioro cognitivo y del funcionamiento diario más acelerado.
"Esto explica por qué algunas personas que parecen estar en la trayectoria de la enfermedad de Alzheimer no se deterioran tan rápidamente como otras", ha afirmado el De. Jasmeer Chhatwal, autor principal del estudio y miembro del Departamento de Neurología del Mass General Brigham, en una nota de prensa del centro. Y ha insistido: "Los factores del estilo de vida parecen influir en las primeras etapas de la enfermedad, lo que sugiere que los cambios en el estilo de vida podrían retrasar la aparición de los síntomas cognitivos si actuamos con prontitud".
Los investigadores analizaron datos de 296 participantes de entre 50 y 90 años del Estudio del Envejecimiento Cerebral de Harvard, quienes no presentaban deterioro cognitivo al inicio del estudio. Como hemos comentado anteriormente, utilizaron tomografías por emisión de positrones (PET) cerebrales para medir los niveles basales de beta-amiloide en placas y de tau en ovillos neurofibrilares, y evaluaron la actividad física de los participantes mediante podómetros de cintura. Los participantes se sometieron a evaluaciones cognitivas anuales de seguimiento durante un periodo de entre dos y catorce años (promedio = 9,3 años), y un subgrupo se sometió a (PET) repetidas para monitorizar los cambios en la proteína tau.
A más pasos
Un mayor número de pasos se asoció con una menor tasa de deterioro cognitivo y una acumulación más lenta de proteínas tau en participantes con niveles basales elevados de beta-amiloide. El modelo estadístico de los investigadores sugiere que la mayoría de los beneficios de la actividad física asociados con la ralentización del deterioro cognitivo se debían a una menor acumulación de tau. Por el contrario, en personas con niveles basales bajos de beta-amiloide, se observó muy poco deterioro cognitivo o acumulación de proteínas tau con el tiempo, y no se encontraron asociaciones significativas con la actividad física.
"Nos entusiasma que los datos del Estudio del Envejecimiento Cerebral de Harvard hayan contribuido a comprender mejor la importancia de la actividad física para mantener la salud cerebral. Estos hallazgos demuestran que es posible desarrollar resiliencia cognitiva y resistencia a la patología tau en el contexto de la enfermedad de Alzheimer preclínica. Esto resulta especialmente alentador en nuestra búsqueda por prevenir la demencia por ella, así como por disminuir la demencia causada por múltiples factores", ha documentado la Dra. Reisa Sperling, neuróloga del Departamento de Neurología del Mass General Brigham y firmante, también del ensayo.
En un futuro
De cara al futuro, los investigadores planean profundizar en qué aspectos de la actividad física son más importantes, como la intensidad del ejercicio y los patrones de actividad a lo largo del tiempo. También planean investigar los mecanismos biológicos que vinculan la actividad física, la acumulación de tau y la salud cognitiva. Fundamentalmente, los autores creen que este trabajo puede ayudar a diseñar futuros ensayos clínicos que evalúen intervenciones de ejercicio para ralentizar el deterioro cognitivo en la vejez, especialmente en personas con mayor riesgo debido a la enfermedad de Alzheimer preclínica.
"Queremos empoderar a las personas para que protejan su cerebro y su salud cognitiva manteniéndose físicamente activas”, ha afirmado la Dra. Wai-Ying Wendy Yau, neuróloga cognitiva del Departamento de Neurología del Mass General Brigham y también autora del trabajo, quien ha recordad además, qye "cada paso cuenta e, incluso, pequeños incrementos en la actividad física diaria pueden acumularse con el tiempo para generar cambios duraderos en los hábitos y la salud".



