Preguntas

Mayores y niños, los que más tardan en adaptarse al cambio de hora

Teresa Rey

Martes 26 de marzo de 2019

3 minutos

El cambio de hora no produce importantes daños para la salud, salvo algunos trastornos pasajeros

Mayores y niños los que más tardan en adaptarse al cambio de hora (Bigstock)
Teresa Rey

Martes 26 de marzo de 2019

3 minutos

Mientras el debate de si hay que seguir cambiando de hora todavía se encuentra entre los asuntos pendientes de los políticos, lo cierto es que este continúa produciéndose. Este año deberemos hacer el primer cambio de hora el 31 de marzo. En la madrugada del sábado al domingo pasaremos de las dos a las tres. Así, entraremos en el horario oficial del verano, que nos permitirá disfrutar de días más largos. Pero, ¿este cambio afecta a la salud? Esta es la otra gran pregunta que se suele hacer cuando llega este momento. Los expertos aseguran que no, solo se pueden presentar algunos desajustes que sí perjudican algo más a niños y personas mayores. En todo esto tiene mucho que ver nuestro reloj biológico, que regula el sueño o el metabolismo, entre otros aspectos.

Desajustes mínimos

Esos desajustes que se producen suelen ser mínimos y en líneas generales una persona adulta sana se adapta sin problemas con rapidez. El tema del cambio de hora guarda una estrecha relación con el reloj biológico que se encarga de regular distintos aspectos del organismo como el metabolismo, las hormonas o el sueño. Es un centro neuronal que da la orden al cerebro de cuándo debemos comenzar y acabar el sueño, que está sincronizado con la luz y recibe la información a través de la retina, explican desde el Instituto del Sueño.

El reloj biológico es, por tanto, el que regula nuestro sueño y además emite unas señales periódicas a través de las neuronas que lo componen para que realicen otras funciones en el organismo. Pero este reloj no es fijo, se puede modificar a través de los distintos estímulos internos que recibe, como por ejemplo la comida o la actividad física, o de los externos, si hay o no luz, el cambio de hora, etcétera.

En un adulto sano, la capacidad de ajuste del reloj biológico externo es de alrededor de una o dos horas por día. Así, si viajamos al extranjero y hay una diferencia horaria de seis horas, el periodo para acomodarse al nuevo horario suele ser de entre tres y cinco días (el famoso jet lag). Mientras, sufriremos periodos de vigilia, cefaleas o problemas para dormir.

Menor adaptabilidad en mayores

Los expertos aseguran que la capacidad para aceptar los cambios de hora es menor en personas mayores y niños, porque su grado de adaptabilidad es más lento, y tardan algo más.  Por todo ello, se puede experimentar cansancio, irritabilidad o falta de concentración, a lo largo de unos días.

Lo mejor que se puede hacer es continuar con los hábitos de siempre, y hasta que nos encontremos mejor: evitar echarnos la siesta, hacer algo de ejercicio moderado, aunque nunca antes de irnos a dormir, no tomar estimulantes como café o té, y cenar ligero y antes de las nueve de la noche.

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