Cuando hablamos de higiene del sueño nos referimos a un conjunto de pautas que es necesario seguir como mínimo durante un mes si queremos dormir bien y descansar por la noche. No solo se trata de estar dormidos el mayor número de horas, que también, sino de lograr que ese tiempo de sueño sea de calidad. De esta manera, nuestro cuerpo y cerebro se "reiniciarán" y podrán afrontar el día siguiente de la mejor manera posible.
Sin embargo, dormir como cuando éramos unos niños es solo la suerte de unos pocos. La edad, las preocupaciones que nos llevamos a la cama o los malos hábitos hacen que no peguemos ojo, nos despertemos más veces de las que quisiéramos o nos levantemos con la sensación de que no hemos descansado lo suficiente. Así lo explican desde la Unidad del Sueño del Hospital Universitario de La Moraleja que atiende a pacientes con problemas relacionados con su descanso nocturno.
En estas pautas de higiene del sueño, la alimentación tiene un aspecto relevante, así como el abuso de ciertas sustancias que nos alteran y no favorecen la relajación antes de irnos a la cama. Así, en el primer caso, los expertos aconsejan tomar un cena ligera un par de horas antes de acostarnos para no hacerlo con el estómago lleno.
Por su parte, el café, el alcohol o el tabaco tampoco son muy recomendables a última hora del día por su carácter excitante. En el caso de una taza de café es evidente que su cafeína hace que tardemos más tiempo en dormirnos. Y cuando nos hemos tomado un par de copas de alcohol, su efecto posterior nos impide descansar.
Junto con un café o una cerveza, en ocasiones suele caer algún que otro cigarro. Así pues, una cantidad excesiva de tabaco provoca, entre otros efectos nocivos para nuestra salud, que no se concilie el sueño y que este no sea continuado.