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La pseudogota, una de las artritis microcristalinas más habituales en mayores

Teresa Rey

Foto: Bigstock

Lunes 12 de agosto de 2019

3 minutos

Esta artritis se origina por el depósito de cristales de pirofosfato cálcico en las articulaciones

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Teresa Rey

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Lunes 12 de agosto de 2019

3 minutos

Los trastornos inflamatorios articulares en las personas mayores provocan un importante deterioro funcional, según los expertos. Dentro de estos existe un subtipo llamado artritis microcristalinas que engloba un conjunto de patologías originadas por el depósito de cristales dentro de las articulaciones. Algunos ejemplos son la gota y la pseudogota o artritis por depósito de cristales de pirofosfato cálcico.

Acumulación de cristales de pirofosfato cálcico

La pseudogota es un problema frecuente en personas mayores, afectando por igual tanto a hombres como a mujeres. Según del documento de Artritis inflamatorias de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG @seggeriatria), es una patología que se da hasta el 15% en personas de entre 65 y 75 años, y por encima del 40% en mayores de 80.

Se produce por una acumulación de cristales de pirofosfato cálcico en el líquido sinovial y en los tejidos de las articulaciones, dando lugar a distintos grados de inflamación y lesión tisular. Las causas de esta son desconocidas, pero se cree que puede aparecer por traumatismos articulares, un exceso de calcio, niveles altos de hierro, depósitos de proteínas en algunos órganos y tejidos, deficiencia de magnesio o gota, entre otros.

Los síntomas varían, pero generalmente se sufre inflamación articular dolorosa, es decir, artritis, en la zona de la rodilla, muñecas y otras articulaciones generalmente grandes, como hombros o codos. A veces se presenta dolor o rigidez en los brazos y las piernas.

En ocasiones se originan crisis dolorosas, pero no son tan intensas como las de la gota, aunque pueden provocar fiebre. Por otra parte, en la artritis por depósito de cristales de pirofosfato cálcico no suelen formarse nódulos duros de los mismos o tofos, como sí ocurre con la gota.

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Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico se tiene que realizar mediante un examen del líquido sinovial. Este se extrae de la articulación dañada con una aguja y la muestra que se analiza microscópicamente confirmará si existen o no cristales de pirofosfato cálcico. Si esta prueba no es suficiente a veces se complementa con una radiografía o ecografía.

El tratamiento se basa en medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que se emplean para reducir el dolor y la inflamación en las crisis agudas. En ocasiones, se recurre a la colquicina en dosis bajas para prevenir ataques (que se usa en la gota), además de a la fisioterapia o al drenaje del líquido de la articulación.

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Teresa Rey

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