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¿Qué es la atrofia vaginal y cómo afecta a las mujeres mayores?

Teresa Rey

Foto: Bigstock

Martes 3 de marzo de 2020

ACTUALIZADO : Martes 3 de marzo de 2020 a las 6:31 H

6 minutos

Se produce por un adelgazamiento en las paredes vaginales lo que hace que se resequen e inflamen

Qué es la atrofia vaginal y cómo afecta a las mujeres mayores
Teresa Rey

Foto: Bigstock

Martes 3 de marzo de 2020

6 minutos

La atrofia vaginal es un trastorno que padecen las mujeres cuando se produce un adelgazamiento de las paredes vaginales, tornándose a su vez más resecas e inflamándose. Es un trastorno que tiene que ver con una reducción de la producción de estrógeno, hormonas sexuales femeninas, por lo que suele acontecer durante la menopausia. Las consecuencias de esta alteración pueden dar lugar a distintos problemas de salud que afectan a la vagina y el tracto urinario.

Estrógenos

A veces este trastorno se define como síndrome genitourinario en la menopausia (GSM), por las zonas que afecta. Está vinculado a la disminución de la producción de estrógeno, una hormona sexual femenina que está relacionada con las características sexuales, el crecimiento y la reproducción. Estas pueden sufrir alteraciones antes y después de la menopausia, pero también en otras etapas de la mujer como la lactancia, si se están tomando fármacos que reducen sus niveles como en el tratamiento del cáncer de mama, en la endometriosis o el fibroma, e incluso si se ha producido una extirpación de ovarios.

Algunos factores que pueden contribuir a su aceleración, principalmente el hecho de fumar y el no haber tenido un parto vaginal, tal y como han verificado algunos estudios.

En ocasiones, las mujeres que tienen esta patología no manifiestan síntomas o se presentan levemente. No obstante, las principales manifestaciones son una menor lubricación en la zona, ardor de forma generalizada y localizada o al orinar, dolor durante el coito, incontinencia urinaria, ganas de ir al baño con asiduidad, ligero sangrado tras mantener relaciones sexuales, secreción y picazón, entre otros.

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Uno de los principales problemas relacionados con este trastorno es que muchas mujeres se avergüenzan de padecerlo, algo que suele ocurrir también con la incontinencia urinaria. Esto provoca que a pesar de poseer ciertas molestas finalmente no acuden al médico para poder tratarse.

Aun así, hay una serie de situaciones en las que sí es aconsejable consultar con el profesional de la salud, sobre todo, si se sangra o se produce un manchado vaginal que no tiene justificación aparente. Si la secreción es abundante, y si el ardor y el dolor resultan recurrentes, se debería pedir cita con el experto.

Primeros síntomas

Los primeros síntomas pueden empezar a manifestarse unos años antes de la menopausia, pero no siempre sucede de este modo en todas las mujeres. De la misma manera, en otras situaciones esta condición puede aparecer en los años posteriores a la retirada definitiva de la menstruación. Suele ser bastante común pero no significa que todas las mujeres lo padezcan. El hecho de mantener una vida sexual activa y sana puede ayudar a mantener los tejidos de esta parte de la anatomía femenina en mejores condiciones. El mantener relaciones sexuales contribuye a que la circulación sanguínea de la vagina sea más fluida lo que repercute positivamente en los tejidos. Es más, las relaciones íntimas pueden incluso paliar los síntomas.

La atrofia vaginal predispone a padecer ciertas complicaciones, en especial infecciones en la zona. El hecho de que el pH vaginal sufra cambios propicia esta posibilidad. Además, existen más posibilidades de tener problemas urinarios, como la necesidad de orinar con más frecuencia o relacionados con incontinencia.

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La detección y el abordaje

Para detectar este trastorno será necesario someterse a una serie de pruebas, en las que el ginecólogo hará una exploración de los órganos de la esta parte así como de la vagina y el cuello uterino. Probablemente nos mande realizar un análisis de orina y tome una muestra de los fluidos vaginales para determinar si existe alguna anomalía, además de aquellas pruebas que considere necesarias.

En cuanto al tratamiento, depende siempre de los síntomas que se presenten. A veces se recomienda el uso de hidratantes para proporcionar humedad al área, de modo que se tendrán que aplicar durante unos días. Generalmente son entre dos y tres veces por semana. En ocasiones, si tenemos dolor antes del coito, es posible que se aconseje usar algún lubricante que lo facilite y que minimice el dolor. Estos están elaborados a base de agua, el médico nos indicará cuáles son los más convenientes.

En el caso de que los síntomas no se atenúen a veces se prescriben fármacos con estrógenos. El modo de aplicación hace que las cantidades administradas sean más bajas que de otro modo y la exposición a estas hormonas es menor. Por un lado, hay productos tópicos que se colocan directamente sobre la vagina. Según los expertos también reducen las infecciones urinarias y la vejiga hiperactiva. La cantidad que entra en la corriente sanguínea es muy pequeña y es por ello que el riesgo también lo es. Hay otras fórmulas como los supositorios, tabletas o anillos, pero esto es algo que deberá pautarte el facultativo.

Otra de las alternativas es recurrir a estrógenos sistémicos o terapia hormonal, sin embargo esta opción de tratamiento es más perjudicial para el organismo. Si se ha tenido cáncer de mama el abordaje varía y se ha de adaptar a esta circunstancia.

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Teresa Rey

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