Isabel Allende es una de las escritoras más reconocidas del mundo. A sus 81 años, la chilena, lejos de retirarse, hace apenas un año publicó su última novela, El viento conoce mi nombre.
La escritora viva más leída en español ha concedido una entrevista a El tiempo para conversar sobre el paso de los años, aunque asegura al medio que "todavía no está en la etapa en que se acuerda más del pasado".
Durante la conversación que ha mantenido, asegura que la escritura es lo que le mantiene en pie, y comenta que a pesar de sobrepasar la barrera de los 80 años, "uno siempre se siente más joven de lo que dice el calendario, pero soy consciente de que no es mucho lo que me queda por vivir", comenta la chilena.
Sobre el amor también ha hablado Allende, asegurando que "el amor es importante a cualquier edad. El deseo de estar con otra persona no se eclipsa, y tampoco el placer de estar piel con piel. Hay muchas maneras de amarse".
Por otro lado, la escritora ha confesado que lo que busca a día de hoy en una pareja es "cariño, complicidad y compañía", pero sobre todo lo primero.
Nunca le tuvo miedo a envejecer
Otro de los temas que ha abordado la chilena durante la entrevista al medio es que la vejez no afecta de la misma manera a hombres y mujeres: "Las mujeres se cuidan más que los hombres, tienen más capacidad de relacionarse, más amigas, a cierta edad necesitamos menos cosas. Son clichés, pero lo que veo es que estoy rodeada de viudas que la pasan muy bien".
Y sobre el miedo a envejecer, Allende puede afirmar orgullosa que nunca sintió miedo a envejecer porque estaba "distraída criando hijos, escribiendo, luchando, exilio, divorcio, muertes". Pero no puede evitar confesar que le da miedo la dependencia: "Tengo que superarlo. Todos vamos a terminar dependientes".
La presión sobre las mujeres y su físico a media que cumplen años es otro de los cambios que la chilena ha aceptado sin problemas: "Mientras no me molesten, los acepto, los observo", afirma. Eso sí, que ella no se sienta presionada, no quiere decir que no sea consciente de que estos estándares existen: "Vivimos en una cultura orientada a la belleza, el éxito y la juventud. Todas esas cosas se te van con la edad, pero cuando ya estás aquí hay otra percepción de la belleza", considera.
Por último, sobre este tema, Allende cree que volverse sabios con la edad "es un cliché. Te vas poniendo más de lo que ya eres. Si eres una estúpida, ¿por qué te vas a poner sabia? Si eres una persona mezquina, ¿por qué te vas a poner generosa?".
La relación con sus nietos
"Es una relación que fue íntima y diaria cuando estaban creciendo. Después se fueron a la universidad, a otros estados, como pasa en Estados Unidos, y los veo poquísimo. Me comunico con ellos por texto y por teléfono", responde la chilena al ser preguntada por su relación con sus nietos.
La distancia hace que los eche de menos, aunque entiende que cada uno tiene su vida: "A mí me marcó mi relación con mi abuelo y yo quisiera ser ese tipo de abuela para mis nietos. Haber influido en su vida, haberles contado cuentos desde que nacieron, haber estado con ellos, pero si no sucede, ya no depende de mí".
La relación que mantiene con sus nietos le ha permitido reflexionar sobre la manera de relacionarse entre diferentes generaciones: "Hay una tendencia a descartar a los 'viejos'. No hay espacio para cuidar a la abuelita. Normalmente, llega el momento de ocuparse de los padres cuando uno se está ocupando de los hijos. Para las mujeres esto es una tremenda tensión, porque son ellas las que cuidan. Pero en una familia y en una sociedad debe haber espacio para que esos abuelos, en vez de ser considerados inútiles, ayuden, por ejemplo, a cuidar a sus nietos", propone Allende.
La entrevista de la escritora termina con un consejo para cuidar la salud mental: "Con el trabajo y el desprendimiento de todo exceso, de todo lo que te sobra, de los sentimientos que te pesan, de los rencores, de los recuerdos pesados. Hoy me siento feliz y realizada. No quiero nada, esa es la paz interior".