Ruth Macarrón
Cultura
'Un cuerpo infinito', Olga Pericet rinde homenaje a Carmen Amaya
La artista cordobesa reinterpreta el mito del flamenco más universal
Los días 25 y 26 de mayo se estrena en los Teatros del Canal Un cuerpo infinito, de Olga Pericet, el personal homenaje de la bailarina y coreógrafa a Carmen Amaya, la figura más universal de la historia del flamenco. El espectáculo, dirigido e interpretado por la bailarina cordobesa, cuenta con la música en directo de la guitarrista y compositora flamenca Antonia Jiménez, la percusión de Paco Vega y las voces de Inma “La Carbonera” y Miguel Lavi. Las entradas ya están a la venta en la web de los Teatros del Canal.
Olga Pericet, la creadora
Nacida en Córdoba en 1975, Olga Pericet es una de las figuras más importantes de la danza y el flamenco contemporáneas. Bailarina, bailaora y coreógrafa, ha sido primera bailarina de las compañías de Rafael Amargo y artista invitada en el Ballet Nacional de España. Sus espectáculos en solitario la han llevado con sus creaciones por todo el mundo, y ha recibido numerosos premios como el Premio Max a las artes escénicas o el Premio Nacional de Danza. Su nombre está asociado a la renovación de la escena flamenca actual.
Carmen Amaya, el mito
La historia de la Capitana, la bailaora más universal que ha dado el flamenco, está llena de leyendas desde su nacimiento, probablemente en 1918 en Barcelona. Fue criada en una de las barracas de la playa del Somorrostro, un barrio gitano en donde las condiciones de vida eran muy precarias, y parece que ya con cuatro años acompañaba a su padre, José Amaya Amaya, a bailar mientras él tocaba la guitarra por las tabernas, a cambio de algunas monedas.
Su estilo, bravo y enérgico, llamó la atención desde que era muy joven, llegando a debutar en París (Francia) con poco más de diez años. Poco después comenzaría a girar por toda España, a bailar en tablaos como el Villa Rosa, y en teatros como el de la Zarzuela. Su éxito traspasó nuestras fronteras, llegando a actuar en 1941 en el Carnagie Hall de Nueva York (Estados Unidos) y rodando numerosas películas en Hollywood. Su prematura muerte, a los 50 años debida a una enfermedad renal, la elevó a la categoría de mito.