Sociedad

Rompiendo estereotipos: los mayores pueden aprender como un joven estudiante

Paula Buedo

Foto: Big Stock

Lunes 15 de mayo de 2023

4 minutos

Según una investigación

Rompiendo estereotipos: los mayores pueden aprender como un joven estudiante
Paula Buedo

Foto: Big Stock

Lunes 15 de mayo de 2023

4 minutos

La capacidad de aprender de los mayores ha sido puesta en duda en muchas ocasiones a causa de los prejuicios edadistas que impregnan el tejido social. Sin embargo, la ciencia ha desmontado este mito: los mayores pueden aprender cosas nuevas y alcanzar los mismos niveles de cognición que los estudiantes universitarios.

Así lo ha puesto de manifiesto un conjunto de estudios recientes. Estas investigaciones han demostrado, además, que aprender múltiples tareas nuevas repercute beneficiosamente en la cognición incluso mucho tiempo después de haber completado ese aprendizaje.

La iniciativa viene de la mano de la investigadora principal, Rachel Wu, profesora asociada de Psicología en la Universidad de California en Riverside. Para ella, las técnicas de aprendizaje utilizadas en niños son eficaces también en adultos mayores, por lo que estos pueden aprender tareas nuevas y ver mejorada su cognición.

En el artículo, publicado en la revista Aging and Mental Health, Wu y sus colegas han declarado que sus hallazgos demuestran que “el aprendizaje simultáneo de habilidades del mundo real puede producir mejoras cognitivas a largo plazo en la edad adulta". Su objetivo es que esto tenga un efecto para promover los beneficios del aprendizaje y la mejora de las capacidades cognitivas también en la población mayor.

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Beneficios hasta un año después

Uno de los puntos más importantes del estudio es que ha podido comprobar que los sujetos más mayores que tomaron parte en él obtuvieron mejores resultados en algunas tareas cognitivas después del aprendizaje. Lo que se observó es que las puntuaciones, de media, aumentaron.

La investigación se ha compuesto de dos estudios, el primero con seis personas de 66 años de media y el segundo con 27, con una media de edad de 69 años. Los requisitos para participar eran ser mayor de 55, hablar inglés fluidamente, tener una visión normal y no presentar un diagnóstico relacionado con el deterioro cognitivo. Durante los siguientes tres meses, los participantes tuvieron que realizar un trabajo de clase y completar deberes durante 15 horas a la semana, una exigencia según los investigadores equivalente a un curso universitario.

En ambos estudios, los participantes aprendieron nuevas habilidades durante los tres meses, como, por ejemplo, a hablar español, usar un iPad, fotografía, pintura y composición musical. Se administraron pruebas cognitivas en un laboratorio de investigación antes del inicio de las clases, a mitad de las clases y después de tres meses de clases, combinadas con pruebas de seguimiento pasados tres meses desde el final, seis meses y un año después.

El objetivo de este seguimiento posterior era detectar hasta cuándo podían durar las mejoras en las capacidades cognitivas como la atención, inhibición o memoria a corto plazo. El resultado ha sido sorprendente: hasta un año después. De hecho, fueron creciendo significativamente a medida que pasaba el tiempo tras el final del aprendizaje, llegando a niveles similares de los estudiantes universitarios que realizaban las mismas pruebas cognitivas por primera vez.

Según apunta Wu, este hallazgo es significativo porque hasta este momento los estudios se han centrado en el mantenimiento o deterioro de la capacidad cognitiva con la edad. Ahora, se pone el foco en demostrar que los adultos mayores pueden seguir aprendiendo.

Entre las conclusiones extraídas de estos hallazgos destaca la importancia de abordar el aprendizaje con una mentalidad abierta, sin miedo a la crítica y al fracaso, siendo receptivos a la instrucción y a la posibilidad de aprender varias cosas a la vez.

La Universidad de California no ha sido la única implicada en la investigación. Junto con Wu, son autores del artículo Leah Ferguson, Debaleena Sain y Esra Kürüm, de la UC Riverside; Carla M. Strickland-Hughes, de la Universidad del Pacífico, y George W. Rebok, de la Universidad Johns Hopkins.

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Paula Buedo

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