Sociedad

"Durante la pandemia el trato a los mayores en residencias ha sido inhumano por la improvisación"

Beatriz Torija

Sábado 4 de septiembre de 2021

8 minutos

Expertos en cuidados piden a la Administración profesionalizar e institucionalizar el sector

“Durante la pandemia el trato a los mayores en residencias ha sido inhumano por la improvisación” (M. Dylan / Europa Press))
Beatriz Torija

Sábado 4 de septiembre de 2021

8 minutos

“La autonomía tiene que ser un logro de la vida individual, pero al mismo tiempo dependemos de los demás y la pandemia lo ha puesto muy de manifiesto. También ha puesto de relieve que el tipo de asistencia que estábamos dando a los más dependientes, seguramente, no es el adecuado”, ha dicho Victoria Camps, filosofa, catedrática emérita de la universidad de Barcelona y consejera permanente del Consejo de Estado, especialista en bioética y ética de los cuidados.

“Hemos visto que en la asistencia dada a los mayores, se ha tenido que improvisar mucho en las residencias. Esa improvisación ha hecho que el trato a esas personas fuera en muchas ocasiones muy inhumano. Obligar a personas mayores, muchas veces con demencias, a estar encerradas en una habitación día tras día sin ver a nadie y sin ver a sus familiares es inhumano. Y también es inhumano el limitar la asistencia médica porque todo estaba colapsado, y porque se haya considerado que los mayores necesitaban menos la asistencia médica que personas más jóvenes. Todo esto dicho así es muy crudo. Y aunque no se puede generalizar, porque no ha ocurrido esto en todos los lugares ni en todas las residencias, es evidente que esto ha ocurrido” ha añadido Camps.

“Durante la pandemia el trato a los mayores en residencias ha sido inhumano por la improvisación”

“Debemos reflexionar en profundidad para modificar el modelo de cuidados de larga duración. Debemos evolucionar hacia la integración de la sanidad y los servicios sociales, poner en valor al sector del cuidado y sus profesionales, desarrollar lo servicios domiciliarios, y que los diferentes modelos de centros se adapten a las necesidades y opciones personales distintas de las personas mayores” ha dicho Salomé Martín, directora de desarrollo técnico de Eulen Sociosanitario. Hay que “considerar si la residencia es la forma adecuada de resolver qué se hace con personas que empiezan a ser muy dependientes y qué tipo de residencia debería ser la aeduaca” asegura Victoria Camps, en la misma línea. “Éste debe ser uno de los temas de reflexión imperativos a partir de lo que ha ocurrido con la pandemia”

Estas son algunas de las conclusiones a las que se ha llegado durante la jornada ‘El futuro de los cuidados de larga duración’, organizada por la Fundación Edad y Vida, en el marco del I Foro de Envejecimiento, recientemente celebrado.

“Durante la pandemia el trato a los mayores en residencias ha sido inhumano por la improvisación”

Estar en casa, objetivo del modelo de atención a mayores

“Hay un dato claro, a todas las personas lo que les gustaría es poder envejecer en su casa. Tan solo un cinco o un seis por cierto de las personas van voluntariamente a una residencia, pensando que lo necesitan” ha asegurado Camps.

“Las residencias no parece que sean el modelo más adecuado. La pregunta es, ¿por qué no a partir de ahora cuando nos planteamos llevar a una persona mayor a una residencia no nos tomamos una especie de moratoria y decimos, esperemos cinco años a ver qué pasa? Y durante esos cinco años intentemos que esa persona siga en su casa”, asegura Camps. ”Los cuidados en casa se pueden llevar a cabo, pero no solo por parte de la familia, sino que tiene que haber soporte administrativo público que ayude a las familias”.

“Hay que buscar modelos de centros que sean un hogar en el que los mayores quieran estar, porque, en efecto, hoy las personas mayores nos piden estar en su hogar” asegura Rosa Bonachela, directora del área de desarrollo de Macrosad. En este sentido, Fini Pérez, directora técnicoasistencial de DomusVi insiste en que las residencias no deben ser hospitales, demasiado fríos. Las residencias deben buscar “un modelo de hogar, no un modelo hospitalario”. Además, la cercanía es un asidero para los mayores muy importante. “Hay que buscar centros más comunitarios, centrados en el entorno” de los mayores, asegura Salomé Martín, directora de desarrollo técnico de Eulen Sociosanitario.

Durante el debate se apuntaron algunos modelos residenciales, como las Green House en el Reino Unido o un proyecto de Assistance Living en Portland, Oregón, Estados Unidos, de residencias no institucionalizadas, que brindas a las personas apartamentos en los que estar como en casa, pero con servicios residenciales si los necesitan. “Esto probablemente ya existe en nuestro país, pero solo para gente muy rica que se lo puede pagar” ha puntualizado Victoria Camps.

“Esa idea del hogar, tener algo que permita estar como en casa debería ser el eslogan que llevara a cambiar el modelo de atención a las personas mayores. Y también atender en el hogar” apunta Camps. “La medicina empieza a ser consciente de que la atención domiciliaria puede ser incluso más barata. Los cuidados paliativos en casa, por ejemplo, han demostrado ser más eficientes y económicos que tener un enfermo terminal en el hospital”.

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Profesionalizar e institucionalizar los cuidados

“El cuidado de los dependientes es un deber individual, pero también debe ser un deber del que se hagan cargo las administraciones públicas. Debe ser un deber profesionalizado e institucionalizado. Esto está empezando a ser así. Pero es un embrión, todavía” dijo Victoria Camps.

“Los cuidados y la asistencia deben cubrir una serie de necesidades integrales: clínicas, sociales, emocionales, espirituales, y adaptarse a las preferencias y deseos de las personas que los reciben. Debemos poner en la agenda pública el valor del cuidado. En cualquier democracia es la obligación de cualquier gobierno detectar necesidades y repartir responsabilidades. Aún queda mucho campo por recorrer en la profesionalización e institucionalización de los cuidados” añadió.

En la línea de la personalización, Fini Pérez destacó que “para cuidar a una persona debemos comprender su historia, su relato de vida, y hallar las claves para conocer sus necesidades actuales. Los cuidados integrales en la población en residencias suponen un reto para las organizaciones: cuidar a una persona debe ir siempre ligado a los principios éticos de dignidad, vulnerabilidad, autonomía e integridad”.

Durante la jornada, se hizo hincapié en las implicaciones éticas y morales que deben llevar asociadas todos los cuidados de personas en situación de dependencia y/o vulnerabilidad. Rosa Bonachela, puso el foco en la visión humanista que debe tener cualquier empresa: “En nuestra organización, la transparencia corporativa y la cultura empresarial humanista son dos de los principios y valores que nos rigen como organización. Creemos firmemente que la ética para un envejecimiento digno y positivo debería prevalecer en todas las compañías y organizaciones del sector, garantizando un envejecimiento con óptimos niveles de bienestar y calidad de vida”.

“Obligar a una persona a jubilarse es edadismo”

Para Victoria Camps, no habría que hablar tanto de gente mayor o, como ella misma ha dicho “gente vieja, porque usar la palabra mayor es una forma de suavizar y dulcificar las cosas”. En su opinión, “de lo que habría que hablar es de personas que entran en una etapa, en la que tienen que aprender a vivir de otra manera, tienen que aprender a depender más de los demás”. Y en ese sentido, ha querido detenerse en el edadismo, tan extendido en la sociedad y, muy especialmente, en el ámbito laboral.

“Para empezar, habría que plantearse si es correcto  obligar a la gente a jubilarse” reflexiona Victoria Camps. “Porque hay mucha gente que desea jubilarse, pero hay gente que no lo desea. Personas que tienen trabajaos como yo misma, que son trabajos gratificantes, que nos gusta hacerlo y que tenemos todavía capacidad para seguirlo haciendolo, la jubilación no deja de ser una imposición que no tiene mucho sentido, cuando la expectativa de vida es que, a los 65 años uno casi puede doblar esa edad. Y dentro de poco la doblará, sin el casi”, asegura. “No todos los viejos o viejas somos iguales, no todos tenemos las mismas capacidades y por lo tanto yo separaría bastante el envejecimiento de las dependencias.

Sobre el autor:

Beatriz Torija

Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.

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