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El Papa ha aclarado que la Providencia es un "antídoto contra la cultura de la indiferencia" porque implica cuidar a "los más frágiles y pequeños". “Es la actitud del cuidado, más necesaria que nunca para contrarrestar la de la indiferencia”, insistió.
Durante su encuentro en una audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano con los miembros de los Capítulos Generales de la rama masculina y femenina de los Siervos Pobres de la Divina Providencia, el Papa ha querido destacar que la Providencia “no significa esperar que lluevan del cielo las soluciones a los problemas y los bienes que necesitamos”.
"Cultivar la confianza en la divina Providencia con los pobres nos convierte en artesanos de una 'cultura de la Providencia', que considero un antídoto contra la cultura de la indiferencia, desgraciadamente, muy extendida en las sociedades de la llamada opulencia", ha asegurado el Papa.
Así, ha manifestado que "la espiritualidad cristiana" que se deriva de la providencia "no es fatalismo", sino "compartir con los demás lo poco que tenemos para que a nadie le falte lo necesario". "La actitud del cuidado es más necesaria que nunca para contrarrestar la de la indiferencia", ha resumido.
Por otro lado, ha llamado a no "idealizar el mundo" ni tampoco refugiarse "en la nostalgia estéril", si bien ha instado a "recuperar ciertos valores" del pasado. Así, ha recordado el ejemplo de las personas mayores que, "cuando venía un invitado inesperado a casa, o cuando un pobre llamaba a la puerta para pedir ayuda, era normal compartir un plato de sopa o de polenta".
El Papa también ha recomendado “nunca hablar mal los unos de los otros. Si tienes un problema con una hermana o un hermano, ve y díselo en la cara. No vayas sembrando inquietudes que dañan y destruyen. Las habladurías son un veneno mortal”. "Hoy necesitamos cristianos que sirvan a la Providencia practicando el compartir", ha concluido.