Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autor¿Has oído hablar del bulgur? Se trata de uno de los productos más populares de la cocina de Oriente Medio y seguro que sin saberlo, si has comido tabulé, alguna vez lo hayas probado, ya que la forma tradicional de preparar este plato es con este producto.
Se consume desde hace más de 4.000 años y fue declarado uno de los cinco cultivos sagrados junto a la soja, el arroz, el mijo y la cebada por el emperador chino, Shen Nung, en el 2800 a. C.
El bulgur se obtiene a partir del trigo. Para su elaboración se cuecen los granos de trigo en agua y se remueven constantemente para conseguir una cocción lenta y uniforme. Posteriormente, se escurren y se dejan secar durante algunos días. Una vez secos, se machacan para romperlos, se les elimina el salvado y se tamizan para poder agrupar los granos por tamaños. Dependiendo del trigo utilizado puede dar como resultado un color más dorado o rojizo.
A la hora de prepararlo en casa es similar al arroz, necesitando dos medidas de agua por cada una de bulgur, y entre 7 y 25 minutos dependiendo del tamaño del grano.
Su sabor neutro nos permite utilizarlo como guarnición, en ensaladas e incluso para preparar hamburguesas o albóndigas.
Pero su hay algo por lo que es famoso este alimento, conocido también como trigo partido, es por sus numerosas propiedades y por ser una buena fuente de energía, gracias a la vitamina B3, entre otras.
Es considerado un carbohidrato de buena calidad. Por ello, su lenta metabolización es una de sus propiedades más valoradas, siendo la absorción de glucosa en sangre más lenta comparado con otros cereales.
Según un estudio clínico del American Journal of Clinical Nutrition, el consumo de bulgur ayuda a aliviar la inflamación crónica gracias a la betaína, una sustancia que se encuentra en el trigo sin refinar, protegiendo así nuestro organismo contra algunas enfermedades.
Por su parte, su alto contenido en fibra, el doble que los cereales integrales, hace que sea perfecto para el tránsito intestinal. Sin embargo, al ser derivado del trigo, contiene gluten, por lo que no es apto para personas celíacas.
Cuenta con un bajo contenido en grasa, bastante inferior al resto de cereales, ideal en dietas destinadas a perder peso.
Entre los minerales con los que cuenta destaca el potasio, bueno para el funcionamiento del corazón y el fortalecimiento de los huesos. Además, aporta hierro y zinc. Este último nos ayuda a sintetizar las proteínas ingeridas y a fortalecer nuestro sistema inmunológico. También tiene calcio, un nutriente necesario para la buena salud de los huesos y los dientes.
Este alimento contribuye a mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico al aportar antioxidantes, unas moléculas que luchan contra el estrés oxidativo. Este proceso es responsable de la oxidación del colesterol y de que se acelere el envejecimiento de las células.
En definitiva, un producto que, a pesar de ser desconocido, cuenta con multitud de beneficios que deberíamos empezar a introducir en nuestra dieta.