Hay pocos placeres que sean tan beneficiosos para la salud
Jueves 16 de abril de 2020
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El té se dio a conocer en el mundo occidental en el siglo XVII, y desde entonces no ha parado de ganar adeptos. Convertida en una de las bebidas más populares en el mundo, después del agua, gracias a su agradable sabor y múltiples propiedades, el té es una opción muy recomendable para mantenernos bien hidratados.
Hay pocos placeres que sean tan beneficiosos para la salud como tomar un té. De origen chino, esta bebida fue considerada en un principio como una medicina ya que, según la Medicina Tradicional China, el té reduce el sueño, calma el espíritu y la angustia, refresca la mente, elimina la grasa y las toxinas, quita la sed, estimula la diuresis, combate el frío, fortalece los dientes y preserva la salud y la juventud. Unos beneficios que nos serán muy convenientes durante este confinamiento en el que seguir una dieta adecuada y mantenernos hidratados nos puede ayudar a sobrellevar la situación. Para seguir la recomendación de beber entre un litro y medio y dos litros de líquido a lo largo del día, las infusiones, y entre ellas el té, son una buena opción.
Un placer saludable
Además de ser una bebida deliciosa, ideal para disfrutar de un momento de relajación en cualquier situación, el té aporta una serie de nutrientes que preservan nuestra salud. En concreto, el té contiene vitaminas, minerales y unos antioxidantes, los flavonoides, que pueden ayudar a combatir los efectos dañinos de los radicales libres sobre los tejidos y las células de todo el cuerpo. Son diversos los estudios científicos que demuestran la relación que hay entre el consumo de té y un menor riesgo de enfermedades crónicas tales como el colesterol, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la artritis e incluso el Alzhéimer. Además, su alto contenido en flúor ayuda también a prevenir la caries dental.
Esta bebida también ayuda, gracias a su contenido en teína (una variante de la cafeína) a mantener la mente despierta y a reducir la sensación de fatiga. Sin embargo, los efectos del té no son iguales que los del café: mientras que una taza de 200 ml de té contiene una media de 40 mg de teína, el café instantáneo contiene 64 mg de cafeína y otros tipos de café, hasta 150 mg.
Tipos de té
El té proviene de las hojas de la Camellia Sinesis y, según su elaboración, se puede clasificar en tres tipos: verde, negro y rojo.
- En el caso del té verde, las hojas jóvenes de la planta son calentadas al vapor y secadas al fuego para evitar el proceso de fermentación y conseguir así un té suave y fresco.
- El té negro es mucho más aromático porque se elabora dejando marchitar las hojas, y resiste mejor el paso del tiempo.
- Por su parte, el té rojo se encuentra a medio camino entre ambos: siendo un semi fermentado que se produce al aplicar a las hojas un breve secado al aire libre para después pasar a un secado más prolongado en una habitación cerrada.
Actualmente hay miles de variedades en sabor, color y concentración, en función de las características de las tierras de cultivo, el clima, la parte de la planta utilizada y el momento de su cosecha. Además, las tiendas especializadas ofrecen exóticas combinaciones con flores, frutas o especias pensando en todos los paladares.
Cómo preparar el té
La larga tradición oriental del té hace que se hayan desarrollado muchas ceremonias y rituales propios y, dependiendo del territorio, se puede encontrar diferentes maneras de preparar el té. A lo largo y ancho del mundo encontramos que algunos lo toman muy fuerte, otros, como en Marruecos, con mucho azúcar, mientras que en países como China o Japón es un momento de relax que ayuda al espíritu a encontrar la paz. Por ejemplo, el maestro zen y experto en mindfulness Thich Nhat Hanh recomienda la práctica de la meditación del té: "Ya no pienso más en el pasado, ya no pienso más en el futuro, soy libre del pasado, del futuro, y lo único que hay es un verdadero encuentro entre mí y el té."
Para preparar un té, calentaremos el agua sin dejar que llegue a hervir y añadiremos una cucharada de té por cada taza de bebida y, en caso de preparar una tetera, una cucharada adicional. La infusión no debe durar menos de dos minutos, ya que es el tiempo necesario para que las propiedades de la planta pasen a la bebida. Aunque el tiempo de infusión de cada té dependen de la variedad y la temperatura del agua. Adaptarlo a nuestro gusto es clave.
También podemos agregar a la infusión leche, limón, jengibre, miel, menta, o bien especies como la canela, aunque si queremos disfrutar de todos los matices del té lo mejor es tomarlo solo. Fijarnos en el color del té, respirar sus aromas, sentir su temperatura, apreciar su sabor herbal y observar su textura son parte de la experiencia.