Por qué nunca debe lavarse el pollo antes de cocinarlo

A la hora de cocinar, la higiene es uno de los aspectos más importantes para evitar las temidas intoxicaciones alimentarias. Lavarse las manos antes de manipular los alimentos y lavar los productos antes de empezar a cocinarlos son dos de las reglas de oro de la cocina.

Sin embargo, existen alimentos que si se lavan antes de cocinarlos o consumirlos pueda llevarnos a padecer problemas gastrointestinales. Uno de ellos es el pollo. Este alimento es la primera fuente de intoxicaciones alimentarias, y según el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, cada año un millón de personas tienen problemas de salud por comer pollo contaminado.

Hace unos años, la agencia de seguridad alimentaria británica (Food Standards Agency, FSA) hizo un estudio sobre las costumbres de preparación del pollo de la población de Reino Unido y, según sus datos, más del 40% de la gente lavaba este alimento antes de cocinarlo. Acción que aumenta el riesgo de toxiinfección alimentaria en lugar de reducirlo.

La salmonella, las cepas tóxicas de Escherichia coli,  la bacteria Clostridium perfringens, y la Campylobacter  son las tres causas principales de este estas negociaciones. Precisamente esta última está presente en casi la mitad del pollo que compramos, de ahí que el pollo crudo sea una fuente de contaminación peligrosa.

Por eso es importante no lavar el pollo: para evitar que el agua esparza las bacterias a otras superficies. Y aún así, también puede esparcirse a través de las manos. 

Si quieres asegurarte la inocuidad, es importante que:

• Cocines bien el pollo, no lo dejes semi-crudo.
• Tengas cuidado con la contaminación cruzada. No utilices la misma tabla o los mismos utensilios de cocina que usas para el pollo crudo para manipular otros alimentos.

Como el pollo, hay otros alimentos que tampoco deben lavarse:

Filetes de cerdo y de ternera

Al igual que pasa con el pollo, los filetes de cerdo y de ternera no deben lavarse. En este caso, se debe a que muchos de los nutrientes, así como los sabores y los aromas podrían perderse con el agua.

Cocina bien este tipo de carne y evitarás cualquier posible intoxicación alimentaria.  

Huevos

Aunque cueste creerlo por la de veces que están implicados en intoxicaciones alimentarias y porque, a veces, veamos su exterior cubierto de heces o paja, los huevos son uno de esos alimentos que no debes lavar. Ni antes de guardarlos en la nevera, ni cuando vayas a usarlos.

La cáscara de huevo se caracteriza por ser porosa y, además, tiene una fina capa de cutícula que la impermeabiliza e impide que los gérmenes pasen al interior. Si lavas el huevo, podrías eliminarla y entonces las bacterias penetrarían la cáscara.

Ahora bien, hay una serie de cosas que sí debes evitar como, por ejemplo:

• Que el exterior del huevo manche el interior al cascarlo.

• Utilizar la cáscara para separar la clara de la yema.

• Cascar el huevo en el borde del recipiente (sartén, plato, bol) donde vayas a echarlo o comértelo.

Setas

Las setas, ya sean silvestres o cultivadas, son también uno de esos alimentos que no debes lavar con agua, ya sea poniéndolas debajo del chorro o sumergiéndolas. Las razones son que pierden mucho sabor y aroma; y, además, cogen mucha agua, lo que hace que no queden bien después de de cocinarlas.

La recomendación de la OCU es que:

• Limpies las setas pasándoles un trapo húmedo o un cepillo si la tierra esta suelta.

• Peles el sombrerillo en el caso de que esté muy sucio, o bien recortes las zonas más dañadas o estropeadas.

• Las escaldes en agua hirviendo si optas por añadirlas a un guiso. 

• No comas nunca setas que no hayan sido cocinadas.

Verduras en bolsa

Las verduras que se venden en bolsa (espinacas, acelgas, ensaladas…), independientemente de que sean para cocinar o consumir en crudo, suelen lavarse con algún desinfectante en baja dosis para evitar patógenos, por lo que son bastante seguras. Así que no tiene ningún sentido que las vuelvas a lavar.