No es necesario darse un paseo en mitad del campo para toparse con una garrapata. Incluso si una persona tiene en casa un animal doméstico como recuerdan los expertos de Sanitas (@sanitas), desde su biblioteca de salud, se puede estar expuesto a estos parásitos. Unos ácaros que se pueden transmitir fácilmente a los dueños, sobre todo en el caso de aquellos con perro.
Y es que la garrapata, que se suele encontrar en zonas de mucha vegetación, se pega a la piel de animales y personas para alimentarse de su sangre. Y aunque en la mayoría de las ocasiones las picaduras se solventan sin mayor perjuicio para la salud, hay que estar muy atentos ya que en los casos más graves pueden provocar serias complicaciones. Un mal pronóstico en forma de infecciones importantes que incluso en algunos casos pueden llevar a la muerte del paciente.
Dolor de cabeza, décimas de fiebre, molestias en las articulaciones, un cuello que se vuelve rígido y otras señales parecidas a una gripe. Estos son solo algunos de los síntomas que pueden alertar a una persona de que quizá le haya picado una garrapata. Eso y una especie de sarpullido justo en la zona en la que ha actuado un ácaro que puede transmitir enfermedades como la de Lyme. Esta grave patología puede afectar al normal funcionamiento del riñón, el corazón o el sistema nervioso.
Pero hay otras muchas enfermedades calificadas como serias y que pueden estar originadas por la misma situación. Es el caso de la borrelia hispanica (con síntomas evidentes como escalofríos, vómitos y dolor en la zona abdominal), la babesiosis (cuya morbilidad y señales son muy parecidas a las de la malaria) o la tularemia también conocida como la fiebre de los conejos.
Por eso y para evitar mayores complicaciones, lo primero de todo es acudir al médico cuanto antes (una garrapata necesita hasta un día entero adherida a la piel para transmitir todo tipo de virus). Incluso si se ha notado la picadura se puede extraer por medio de unas pinzas como las que se usan para la depilación facial. Para hacerlo correctamente se debe sacar con suavidad en un movimiento certero hacia arriba. De esta manera se puede eliminar, aseguran los expertos antes mencionados, una peligrosa toxina que afecta sobre todo a los más pequeños de la casa.
A continuación, es importante que la persona se lave las manos con agua y jabón y haga lo mismo con la zona en la que le ha picado el parásito. Una pequeña herida que además deberá ser desinfectada completamente con una solución con alcohol.
No obstante, puede que se haya quitado la garrapata de forma correcta y buena parte del riesgo de infección haya desaparecido, pero no se debe bajar la guardia en ninguna circunstancia. Así pues, los profesionales recomiendan observar los próximos días por si los síntomas antes apuntados aparecen con posterioridad con lo que sería necesario también acudir a la consulta médica. Si esto ocurre hasta podría ser necesario empezar un tratamiento con antibióticos para frenar una posible infección, por muy leve que esta sea.
Y es que como recuerdan desde la Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional (@semtsi) hasta casi un mes después de la picadura se pueden presentar algunas señales evidentes. Algo que responde al hecho de que en algunos casos el periodo máximo de incubación de ciertas enfermedades que puedan aparecer por la picadura de una garrapata es de 32 días.
Pese a que, como recuerdan los expertos, no se puede evitar al 100% que a una persona le pique una garrapata, sí que se pueden seguir algunas recomendaciones preventivas para evitar, en la medida de lo posible, un mayor riesgo en este tipo de situaciones. Un riesgo que sobre todo se amplía durante los meses de mayo a octubre que es cuando hay un peligro más latente; aunque esto no quiere decir que algunas especies de parásitos no vayan a picar en pleno invierno como confirman los investigadores. Así, algunos de estos consejos son: