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Este es el 'umbral de felicidad' que reduce tu riesgo de morir de enfermedades crónicas

Patricia Matey

Lunes 10 de noviembre de 2025

11 minutos

El bienestar subjetivo es un activo para la salud si supera el 2,7 en la Escala de la Vida

Este es el 'umbral de felicidad' que reduce tu riesgo de morir de enfermedades crónicas  (Bigstock)
Patricia Matey

Lunes 10 de noviembre de 2025

11 minutos

¿Dónde está el secreto de la felicidad?

Sin tiempo para la felicidad? Aquí tienes el truco para llenarte de ella a diario

 

Enfermedades cardíacas, cáncer, asma y diabetes: todas son patologías crónicas o no transmisibles (ENT), que representaron alrededor del 75% de las muertes no relacionadas con la pandemia en 2021. Pueden ser resultado de factores genéticos, ambientales y conductuales, o una combinación de estos. Pero ¿pueden otros factores influir también en el riesgo de enfermedad?

Ahora, un nuevo estudio de Frontiers in Medicine ha investigado la relación entre la felicidad y la salud para descubrir si ser más feliz siempre significa ser más saludable y determinar si la felicidad y los beneficios para la salud coexistentes son lineales o siguen un patrón específico.

El valor del bienestar psicosocial 

Las ENT ahora representan aproximadamente tres cuartas partes de la mortalidad mundial. Si bien las iniciativas de salud pública se centran principalmente en combatir el consumo de tabaco, la mala nutrición y la inactividad, la relevancia del bienestar psicosocial está aumentando. La OMS define la salud de manera amplia, incluyendo el florecimiento mental y social, lo que sugiere que la felicidad, en sí misma, podría influir en el riesgo de enfermedad. Las Naciones Unidas han dado forma similar a su agenda de desarrollo para incluir la felicidad y el bienestar, mientras que algunos países mantienen registros de la satisfacción vital de los ciudadanos como parte rutinaria del gobierno. En consecuencia, ha surgido una importante pregunta de investigación y política sobre si el bienestar subjetivo protege contra las ENT.

Como demuestra una investigación, la evidencia económica y psicológica ha sentado las bases. La paradoja del investigador Easterlin reveló que, una vez satisfechas las necesidades básicas, la felicidad adicional tiene rendimientos decrecientes, como refleja su artículo. Y en su libro ‘Felicidad: lecciones de una nueva ciencia’ Layard señaló que las sociedades modernas necesitan buscar la felicidad, no solo la riqueza. Indicadores como la escala vital de Cantril muestran diferencias sustanciales en la felicidad entre países, atribuibles sólo en parte a los ingresos.

Como se recoge en un trabajo de Health and Wellbeing, un mayor bienestar subjetivo, incluida la satisfacción con la vida, el afecto positivo y el bajo estrés, se asocia con comportamientos o actividades más saludables, una función inmune mejorada y una menor incidencia de enfermedades crónicas. Los modelos biopsicosociales especifican una serie de vías para estos efectos: las personas más felices tienen más probabilidades de participar en comportamientos que promueven la salud (p. ej., más ejercicio y menos fumar), así como de afrontar el estrés de forma más adaptativa; esto disminuirá la carga alostática (y la inflamación) vinculada con la patología de las ENT. A nivel de población, los estudios transnacionales encuentran que una mayor felicidad promedio (para un país) está vinculada a perfiles de salud más saludables (p. ej., mayor esperanza de vida; menor mortalidad específica por edad), incluso cuando se controlan los ingresos 

PIB alto y más enfermedades crónicas 

Un estudio reciente de European Journal of Health Economics realizado en Europa destacan las conexiones matizadas entre el bienestar y la salud. Los investigadores encontraron que ciertos indicadores de bienestar a nivel macro llevaron a resultados paradójicos en los resultados de ENT. Realizaron un estudio de 27 países donde encontraron que un PIB más alto (un indicador del bienestar económico) estaba asociado con una mayor prevalencia de enfermedades crónicas y, de manera similar, en relación con el PIB, los mayores gastos en salud estaban asociados con tasas más bajas de enfermedades; concluyen que el crecimiento económico, sin ninguna implicación preventiva para la salud que lo acompañe, podría producir aumentos inadvertidos en los riesgos de ENT relacionadas con el estilo de vida. 

 

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Esta llamada "paradoja de la prosperidad económica y las enfermedades crónicas" subraya que la relación entre el bienestar y la salud no es sencilla. Plantea la pregunta: ¿ podría el bienestar subjetivo (felicidad) tener también efectos complejos y no lineales en los resultados de salud? Además del bienestar psicosocial, los determinantes estructurales como la desigualdad económica y la corrupción desempeñan un papel fundamental en la configuración de los resultados de salud pública, como lo demuestran los análisis transnacionales.

¿A más felicidad más salud?

Intuitivamente, uno podría esperar que cuanto más felices son las personas, más saludables se vuelven. Hasta cierto punto, esto está respaldado por la evidencia: el estrés crónico y la insatisfacción son claramente perjudiciales, mientras que la felicidad moderada y el optimismo están vinculados a marcadores de salud favorables. Sin embargo, las perspectivas teóricas emergentes advierten que más felicidad no siempre es mejor de forma lineal. Es posible tener "demasiado de algo bueno". Los niveles extremadamente altos de felicidad pueden llevar a la complacencia o a conductas de toma de riesgos que podrían socavar la salud, una noción respaldada por estudios psicológicos que muestran que las personas demasiado despreocupadas o eufóricas pueden ignorar las advertencias o participar en placeres poco saludables sin la debida precaución.

Nuevo estudio 

“Demostramos que el bienestar subjetivo, o felicidad, parece funcionar como un activo para la salud de la población solo una vez superado un umbral mínimo de aproximadamente 2,7 en la escala de la Escalera de la Vida",ha afirmado en un comunicado la primera autora, la profesora Iulia Iuga, investigadora de la Universidad de Alba Iulia 1 de diciembre de 1918 (Rumanía). Y ha insistido: "Por encima de este punto crítico, una mayor felicidad se asocia con una disminución de la mortalidad por ENT".

"La escalera de la vida puede visualizarse como una simple regla de la felicidad del 0 al 10, donde el 0 significa la peor vida posible y el 10, la mejor). La gente imagina dónde se encuentra actualmente en esa escalera. El equipo utilizó datos de diferentes organizaciones de salud, estadísticas de desarrollo global y encuestas de opinión pública. Los datos procedían de 123 países y se recopilaron entre 2006 y 2021", ha aclarado la investigadora.

Una puntuación de 2,7 se encuentra en el extremo inferior de la escala, y las personas o países que se encuentran en ese nivel generalmente se consideran infelices o con dificultades. Ha documentado la científica que "un adjetivo que encajaría en este nivel podría ser 'apenas sobrellevando'",¡. Sin embargo, ya en este punto, las mejoras en la felicidad comienzan a traducirse en beneficios mensurables para la salud.

Una vez superado el umbral y la felicidad colectiva de un país lo supera, el estudio reveló que cada aumento del 1% en el bienestar subjetivo se relaciona con una disminución estimada del 0,43% en la tasa de mortalidad por ENT en el período de 30 a 70 años. Esta tasa se refiere al porcentaje de muertes por ENT en personas de entre 30 y 70 años.

"Dentro del rango observado, no encontramos evidencia de efectos adversos por una felicidad 'excesiva. Por debajo del umbral de 2,7 puntos, pequeñas mejoras en la felicidad (por ejemplo, de una puntuación de 2 a 2,2) no se traducen en una reducción medible de las muertes por ENT, según indicaron los datos", ha recordado Iuga. Antes de que se puedan lograr cambios mensurables, es necesario remediar el bajo nivel de bienestar, sugirió el estudio.

Salud desbloqueada

Los países que superaron este umbral tienden a tener un mayor gasto sanitario per cápita, redes de seguridad social más sólidas y un gobierno más estable, a diferencia de los países que se ubicaron por debajo. La puntuación media en la escala de vida de los países examinados durante el período de estudio fue de 5,45, con un mínimo de 2,18 y un máximo de 7,97.

 

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Existen diversas maneras en las que os gobiernos podrían elevar la puntuación de los países por encima de 2,7, por ejemplo, promoviendo una vida saludable mediante la expansión de la prevención de la obesidad y la restricción del acceso al alcohol; mejorando el medio ambiente mediante estándares más estrictos de calidad del aire; y aumentando el gasto per cápita en salud. Los autores afirmaron que sus hallazgos podrían orientar las políticas sanitarias y sociales, y contribuir a integrar el bienestar en las agendas nacionales.

Los autores señalaron que las puntuaciones de la escala de vida que conforman sus datos fueron autoinformadas, lo que podría haber generado errores de medición, diferencias en los estilos de respuesta interculturales o sesgo de notificación. También es posible que las diferencias subnacionales entre poblaciones no se hayan reflejado adecuadamente. En el futuro, los estudios deberían incluir más medidas, como los años vividos con discapacidad o los registros de ingresos hospitalarios, incluir microdatos subnacionales y ampliar la cobertura a estados de bajos ingresos o en conflicto, que podrían haberse pasado por alto en los datos utilizados, señaló el equipo.

Sin embargo, identificar los efectos protectores de la felicidad podría ser un paso importante hacia una población más sana. "Identificar este punto de inflexión podría proporcionar evidencia más precisa para las políticas sanitarias. La felicidad no es solo un sentimiento personal, sino también un recurso medible para la salud pública", ha concluido Iuga.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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