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La mala salud a los 50 eleva el riesgo de demencia en la vejez

Patricia Matey

Foto: Bigstock

Lunes 17 de noviembre de 2025

10 minutos

Son personas con signos de daño cardíaco en la mediana edad, según un nuevo estudio

La mala salud a los 50 eleva el riesgo de demencia en la vejez. (Bigstock)
Patricia Matey

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La relación intrínseca entre la salud del corazón y la del cerebro hace tiempo que se sospechaba y ya existen muestra de ello. La Comisión Lancet sobre demencia de 2024 dirigida por la profesora Gill Livingston (Departamento de Psiquiatría de la University College London, UCL, Reino Unido), sugiere que el 17% de los casos pueden prevenirse o retrasarse modificando los factores de riesgo cardiovascular, como el colesterol alto, la inactividad física, la diabetes, la hipertensión, la obesidad, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.

En una investigación de la revista BMJ se ha constatado ya que las personas con mala salud cardiovascular, incluso en ausencia de cardiopatía coronaria clínica, tienen un mayor riesgo de demencia. La troponina cardíaca es un biomarcador cardíaco de uso común, y su utilidad se ha ampliado con la introducción de ensayos de alta sensibilidad, como se ratifica en un estudio publicado en JAMA.

Una elevación moderada de ella en poblaciones aparentemente sanas se asocia con un mayor riesgo de demencia, aunque los estudios existentes solo han evaluado la troponina cardíaca una vez y han tenido seguimientos relativamente cortos, como revelan algunos estudios. Por consiguiente, se desconoce cuánto tiempo transcurre antes del diagnóstico de demencia.

 

Análisis de sangre en laboratorio. (Bigstock)

 

La troponina se libera al torrente sanguíneo cuando el músculo cardíaco sufre daños. Los médicos buscan niveles muy elevados en personas con sospecha de infarto. Sin embargo, niveles superiores a lo normal, sin síntomas, podrían indicar un daño silencioso y continuo al músculo cardíaco o problemas en su funcionamiento. Esto puede tener repercusiones en otras partes del cuerpo, afectando la salud de los vasos sanguíneos y el flujo sanguíneo al cerebro, y pudiendo provocar demencia.

El 'vigilante' cardiaco

Pese a ello, pocos estudios podemos encontrar en los que se hayan examinado prospectivamente si la troponina cardíaca en la mediana edad es un marcador de posibles cambios preclínicos en parámetros relacionados con la demencia, como la cognición y el volumen cerebral. La consistencia de los resultados de estas diferentes líneas de investigación reforzaría la evidencia sobre el papel de la lesión miocárdica subclínica en la etiología de la demencia.

Investigaciones previas han planteado la hipótesis de que los cambios estructurales cerebrales constituyen el vínculo entre la disfunción cardíaca y la demencia. Aunque existe una fuerte y sólida evidencia prospectiva que vincula los cambios estructurales cerebrales con el deterioro cognitivo y un mayor riesgo de demencia, pocos estudios han examinado la asociación prospectiva entre el nivel de troponina cardíaca en la mediana edad y los cambios estructurales cerebrales en la edad adulta.

Las nuevas evidencias 

Ahora, según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la UCL, dirigidos precisamente por Gill Livingston, las personas que presentan signos de daño cardíaco durante la mediana edad tienen más probabilidades de desarrollar demencia en la vejez.

Publicado en el European Heart Journal y financiado por la British Heart Foundation, ha revelado que las personas de mediana edad con niveles elevados de la troponina I cardíaca en sangre tenían mayor probabilidad de desarrollar demencia en la vejez. El equipo halló niveles más altos de ella en quienes padecían demencia, en comparación con quienes no la sufrían, hasta 25 años antes del diagnóstico.

El profesor Eric Brunner (Instituto de Epidemiología y Atención Sanitaria de la UCL), autor principal del estudio, ha documentado en un comunicado: "Una mala salud cardiovascular en la mediana edad aumenta el riesgo de demencia en la vejez. El daño cerebral observado en personas con demencia se acumula lentamente durante décadas antes de que aparezcan los síntomas. El control de los factores de riesgo comunes a las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares y la demencia en la mediana edad, como la hipertensión arterial, puede retrasar o incluso detener el desarrollo de la demencia y las enfermedades cardiovasculares".

Y ha recalcado:"Ahora necesitamos realizar estudios para investigar hasta qué punto los niveles de troponina en sangre pueden predecir el riesgo futuro de demencia. Nuestros primeros resultados sugieren que la troponina podría convertirse en un componente importante de una escala de riesgo para predecir la probabilidad futura de demencia".

Con empleados públicos británicos

Este nuevo estudio contó con la participación de casi 6.000 personas en el estudio Whitehall II, que ha seguido durante décadas a empleados de la Administración Pública Británica desde 1985 para comprender mejor la salud y el envejecimiento. Está dirigido por el profesor Mika Kivimaki (Departamento de Psiquiatría de la UCL), quien también es coautor de este último artículo. Todos los participantes se sometieron a una prueba de troponina de alta sensibilidad entre los 45 y los 69 años, la cual permite medir la troponina en sangre a niveles mucho más bajos que los que se alcanzan tras un infarto.

Ninguna de estas personas padecía demencia ni enfermedad cardiovascular cuando se les realizó su primer análisis de sangre de troponina. Posteriormente, se les hizo un seguimiento durante un promedio de 25 años, realizándose pruebas en hasta seis momentos diferentes para evaluar su memoria y sus capacidades cognitivas.

Durante el estudio, 695 personas fueron diagnosticadas con demencia. Al comparar a cada una con diagnóstico de demencia con cuatro personas sin este diagnóstico, los investigadores descubrieron que quienes padecían demencia presentaban niveles de troponina en sangre consistentemente más elevados. Esto se evidenció en análisis de sangre realizados entre siete y veinticinco años antes del diagnóstico. Las personas con los niveles más altos de troponina al comienzo del estudio tenían un 38% más de probabilidades de desarrollar demencia al final del mismo, en comparación con aquellas con los niveles más bajos.

Capacidades mentales

Tras tener en cuenta factores como el sexo, la etnia y el nivel educativo, los investigadores descubrieron que las personas con niveles más altos de troponina entre los 45 y los 69 años mostraban un declive más rápido en sus capacidades de pensamiento, memoria y resolución de problemas. Sus capacidades mentales a los 80 años eran equivalentes a las de personas casi un año y medio mayores, según pruebas cognitivas. A los 90 años, sus capacidades mentales eran equivalentes a las de personas dos años mayores.

Posteriormente, los investigadores analizaron a un grupo de 641 personas del estudio que también se habían sometido a una resonancia magnética cerebral. En comparación con quienes presentaban los niveles más bajos, las personas con los niveles más altos de troponina al inicio del estudio tendían a tener un hipocampo más pequeño (una región del cerebro importante para la memoria) 15 años después. También tendían a tener un menor volumen de materia gris en el cerebro (la capa externa cerebral esencial para el procesamiento de la información).

 

La mala salud cardiaca se relaciona con peores capacidades mentales. (Bigstock)

 

Según los investigadores, estos hallazgos obtenidos a partir de las tomografías cerebrales sugieren que los cerebros de los participantes eran equivalentes a los de personas aproximadamente tres años mayores.

¿Un mejor biomarcador?

El Dr. Simon Chen (Psiquiatría de la UCL), autor también de este trabajo. ha asegurado: "Nuestro estudio representa el seguimiento más largo hasta la fecha para investigar los vínculos entre los niveles elevados de troponina cardíaca y el deterioro cognitivo y la demencia. También descubrimos que los niveles más altos de troponina en sangre en personas con demencia, en comparación con los controles, eran más marcados en la mediana edad que en la vejez, lo que sugiere que dichos niveles en la mediana edad pueden ser un mejor biomarcador para la predicción del riesgo de demencia".

Mientras que el profesor Bryan Williams, director científico y médico de la British Heart Foundation, ha defendido "Este estudio es un importante recordatorio de que la salud de nuestro corazón y cerebro son inseparables. Los resultados sugieren que la mediana edad es un momento particularmente sensible, y que el daño en esta etapa establece una trayectoria de deterioro en la salud del corazón y el cerebro. Nuestro consejo de centrarnos en la salud del corazón a lo largo de la vida también le da a nuestro cerebro la mejor oportunidad de envejecer bien. Eso significa mantener nuestra presión arterial bajo control, controlar nuestros niveles de colesterol, mantenernos activos, mantener un peso saludable y no fumar.

Sobre el autor:

Patricia Matey

Patricia Matey

Licenciada en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid. 1986-1991), es periodista especializada en información de salud, medicina y biociencia desde hace 33 años. Durante todo este tiempo ha desarrollado su profesión primero en el suplemento SALUD de EL MUNDO (22 años), luego como coordinadora de los portales digitales Psiquiatría Infantil y Sexualidad en el mismo diario. Ha colaborado en distintos medios como El País, La Joya. la revista LVR, Muy Interesante, Cambio 16, Indagando TV o El Confidencial. En este último ejerció de jefa de sección de Alimente durante cuatro años. Su trayectoria ha sido reconocida con los premios de periodismo de la Sociedad Española de Oncología Médica, premio Boehringer-Ingelheim, premio de la Asociación Española de Derecho Farmacéutico, premio Salud de la Mujer, premio de Comunicación del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid o Premio de Periodismo de Pfizer. Actualmente es la responsable de la sección Cuídate+ sobre longevidad saludable de 65YMÁS.

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