
Colación y computación: las claves para entender cómo se reparten realmente las herencias
Son dos conceptos que no deben confundirse

A la hora de repartir una herencia, dos conceptos jurídicos resultan fundamentales para comprender cómo se calculan y distribuyen los bienes: la colación y la computación. Aunque ambos términos están relacionados con el derecho de sucesiones, no significan lo mismo y confundirlos puede dar lugar a disputas entre los herederos. Tal y como recuerda la Abogacía Española, se trata de figuras diferentes que cumplen finalidades complementarias.
La colación es la obligación que tienen los herederos forzosos —generalmente hijos o descendientes— de incorporar a la masa hereditaria las donaciones o adelantos que recibieron en vida del causante, salvo que el testador hubiera manifestado expresamente lo contrario.
Su finalidad es equilibrar el reparto entre todos los herederos, de modo que lo recibido anticipadamente se descuente de lo que a cada uno le corresponde.

Un ejemplo claro es el de un padre que dona una vivienda a uno de sus hijos: llegado el momento de la sucesión, ese valor debe sumarse al conjunto de bienes para que los demás no queden en desventaja.
La computación de la herencia
La computación, en cambio, consiste en integrar en el cálculo global de la herencia todas las donaciones realizadas en vida por el fallecido, con el objetivo de comprobar si se respetan las legítimas. Estas legítimas son las porciones mínimas de la herencia que la ley reserva a determinados herederos, y no pueden ser reducidas ni eliminadas por la voluntad del testador. Así, la computación no implica devolver lo recibido, sino contabilizarlo para garantizar que ningún heredero forzoso quede desprotegido.
En términos prácticos, mientras que la colación busca asegurar la igualdad entre quienes heredan, la computación se centra en salvaguardar los derechos mínimos que establece la ley. La Abogacía Española subraya que conocer bien la diferencia es crucial para planificar las herencias de forma ordenada y evitar litigios posteriores. Comprender estos mecanismos no solo protege a los herederos, sino que también asegura que las disposiciones del fallecido se respeten dentro de los límites legales.