Utilizados tanto en exteriores como en interiores, con el término de jardín vertical nos referimos a la instalación en vertical de una cubierta de plantas con el objetivo de conseguir la misma apariencia que un jardín tradicional, pero situado sobre una pared o fachada.
Actualmente son uno de los recursos más utilizados en el ámbito de la decoración, aumentando su notoriedad en los últimos años. Sin embargo, su existencia siempre ha estado presente en la naturaleza, ya que las plantas pueden crecer y desarrollarse en paredes verticales sin ningún problema. De hecho, las enredaderas son un buen ejemplo de ello.
Podríamos distinguir dos tipos de jardines verticales:
En ambos casos, los jardines verticales pueden ser tanto naturales como artificiales. Sin embargo, es habitual que, especialmente los interiores, sean artificiales. De esta manera, conseguimos el mismo impacto a nivel estético, pero sin la necesidad del mantenimiento correspondiente.
Los beneficios de los jardines verticales son los mismos que podríamos encontrar con la presencia de cualquier otra área verde en nuestra ciudad.
Por tanto, tienen un impacto positivo en el clima de los ecosistemas, debido a su acción y a sus propiedades para purificar el aire. Una de las principales ventajas que los diferencia de los jardines convencionales es que son capaces de mejorar el aislamiento térmico, consiguiendo ambientes mucho más frescos en verano y reteniendo el calor en invierno.
También cuentan con un importante impacto en lo relacionado con la contaminación acústica. Actuando, de esta manera, como aislante entre los ruidos del exterior y el ambiente del interior de la vivienda.