Los precios abusivos de los audífonos y un modelo de negocio muy poco transparente
Sábado 17 de mayo de 2025
5 minutos

Sábado 17 de mayo de 2025
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Yo no soy mayor de 65. Tengo 34 años y tengo una pérdida auditiva, seguramente por causas genéticas. Un otorrinolaringólogo me recomendó que me pusiera unos audífonos y me comentó varios centros que podía visitar.
Decidí ir a uno de ellos. Pasé por la tienda y me dijeron que tenía que pedir una cita, pero pregunté cuánto era lo máximo que podían llegar a costar, pensando que sería sobre unos 3.000 euros, que es lo que había leído en Internet. Me respondieron: "Y 4.000 también, dependiendo de lo que necesites".
Así que me preparé para gastar 4.000 euros, esperando que fuera menos y unas semanas después atendí a mi cita. Me hicieron audiometría y otras pruebas en una sesión que duró unas dos horas. Finalmente me ofrecieron distintas versiones de uno de sus audífonos. Vienen en distintas calidades de sonido, según la cantidad de canales que tengan. Se supone que cuanto mejor es el audífono, para más situaciones de la vida es apto. Por ejemplo, escuchar música, o estar en una fiesta con ruido, etc.
Para mis necesidades (ambos oídos), me recomendaron el modelo básico de su gama alta. Los presupuestos fueron de 5.502,5 euros (con un supuesto 50% de descuento en el segundo audífono) y 6.807,19 euros para una versión con mayor duración de batería (con un 25% de descuento). Estos precios superaban con creces mis expectativas iniciales de 4.000 euros, y ni siquiera se trataba del modelo tope de gama.
Me llamó la atención que hicieran una campaña de 50% o 25% en el segundo audífono, que me hizo pensar que si pueden permitirse eso, sus márgenes de ganancia deben ser muy amplios. Y también me llamó la atención el elevado precio, mucho más de los 4.000 que tenía pensado invertir y los 3.000 que me había sugerido una búsqueda en Google. Y ni siquiera era el audífono tope de gama.
Pensé: bueno, es lo que hay, es un producto caro, es una tienda oficial, y el rango de precio no debe variar mucho entre tienda y tienda. Vengo de una familia que se ha dedicado a la distribución de implantes quirúrgicos y sé que se manejan márgenes de ganancia muy altos. Estaba dispuesto a comprar el de 5.502 euros en ese mismo momento, pero me dieron una cita para otro día, para colocarlo y ajustarlo y me dieron la posibilidad de probarlo 30 días sin compromiso.
Ya de vuelta a mi casa, seguí un impulso y busqué en Google el mismo dispositivo que me estaban ofreciendo. Pensé: ¿cómo puede ser? Me sorprendí muchísimo al ver que uno de los audífonos que me acababan de ofrecer a 3.403 euros (precio unitario del primer audífono en la opción más alta, si se desglosa) aparecía a 990 euros en otra tienda online.
Llamé por teléfono a este centro que tiene los audífonos a un precio más económico y les pregunté por esa diferencia de precio. La respuesta del empleado fue: "La tienda que te dio el precio alto tiene exclusividad en la distribución en España y eso les permite poner precios ridículos. Nosotros te podemos ofrecer estos audífonos a 990 euros cada uno, pero tendríamos que enviarlos a algún otro país de la Unión Europea, por ejemplo, a Andorra o Portugal, si tienes algún conocido que pueda recibirlos". También me explicaron que ellos pueden bajar el coste más aún al no tener tiendas físicas y que hacen las consultas y ajustes del audífono por videollamada. Lo único que iban a necesitar es una audiometría para poder hacer los ajustes iniciales.
Lo consulté con mi pareja y me dijo: "¿No será una estafa?". Así que me puse a investigar, y tras verificar la legitimidad de la tienda online mediante numerosas reseñas positivas, cancelé mi cita en el primer centro y solicité los resultados de mi audiometría, un derecho amparado por el Reglamento General de Protección de Datos.
Con esta audiometría, finalmente conseguí en la tienda online la gama más alta de esos audífonos (mejores que los que me habían ofrecido en la tienda física) por 3.000 euros. Y me hicieron la adaptación y configuración de los dispositivos.
Yo soy joven y tengo la capacidad de hacer este tipo de búsquedas en Internet. Pero mi sensación es que muchas personas mayores van a confiar en lo que les dicen en estas tiendas físicas, y van a pagar un precio desorbitado por un audífono que se puede encontrar muchísimo más barato. Estamos hablando de una diferencia de 4.907 euros, en este caso, por el mismo par de dispositivos.
Además, la mayoría de las marcas no publican sus precios. Y esto es por una razón muy específica. El modelo de negocio parece basarse en el ocultamiento.
Cuando vas a uno de esos centros auditivos tan conocidos y pides que te den los precios de los audífonos, no te los dan. Te dicen que tienes que pedir una cita (sin coste) para evaluar tu condición y, en base a esto, te harán una propuesta. Solo tras establecer una relación de confianza y un posible involucramiento emocional te presentan la oferta.
Esta falta de transparencia es problemática. Lo que podría parecer un servicio amable y personalizado, se convierte en una táctica que roza la manipulación, usando la confianza generada para imponer precios que pueden superar en más de un 350% los disponibles en otros canales. Esta conducta es especialmente indignante cuando se dirige a personas de avanzada edad, a menudo más vulnerables.
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