Javier Santacruz, economista
Opinión

Pros y contras de alargar la vida laboral en la jubilación

Javier Santacruz

Viernes 6 de septiembre de 2019

ACTUALIZADO : Miércoles 14 de octubre de 2020 a las 18:14 H

6 minutos

Pros y contras de alargar la vida en la jubilación

Viernes 6 de septiembre de 2019

6 minutos

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Requisitos para acceder a la jubilación parcial

Requisitos para acogerse a la jubilación activa

 

Una de las consecuencias inmediatas del proceso de longevidad (que no sólo de envejecimiento) es la prolongación de las carreras laborales con respecto a la edad de retiro tradicional (normalmente a partir de los 60 años). Aunque la influencia sobre la edad efectiva de jubilación no es fácilmente visible en las estadísticas oficiales (en la última década de crisis y recuperación se ha producido una intensa reestructuración de las plantillas vía prejubilaciones, EREs y otros acuerdos para retirar a los trabajadores con mayor edad) sí puede observarse una trayectoria alcista que acompaña al incremento de la edad legal de jubilación hasta los 67 años, algo que sucederá en 2027.

La tendencia demográfica plantea serios retos para el actual sistema de Estado del Bienestar, donde lo que es positivo para unos es negativo para otros y donde las políticas, dependiendo de cómo se apliquen y en qué circunstancias, pueden llegar incluso a ser contraproducentes. Los problemas surgen cuando se tienen que tomar decisiones en el marco de un sistema del cual han desaparecido todas y cada una de sus premisas (como es el caso del sistema público de reparto, cuya premisa esencial era una pirámide de población con una amplia base de población joven sobre las cohortes de jubilados) y la inexistencia de alternativas relevantes que puedan articular una solución óptima, como la falta de un desarrollo mayor de los sistemas complementarios de ahorro personal y de empleo.

A ello se añade hasta qué punto España está adoptando tarde las principales medidas de reforma de su sistema de bienestar. La comparativa de la edad efectiva de jubilación española y de la Europa a 17 muestra que nuestros socios comunitarios están más adelantados a la hora de alargar la vida laboral, tal como muestran los datos recogidos por la OCDE (@OECD).

 

EVOLUCIÓN DE LA EDAD REAL DE JUBILACIÓN 

Edad de jubilación real en España y la OCDE
Fuente: OCDE

 

Si bien la divergencia mostrada en el gráfico es notable en cuanto a los efectos reales de vidas laborales más largas en la cola derecha de la distribución, España está a tiempo de reformar sus estructuras productivas y establecer medidas de política pública que saneen la situación actual y futura del modelo de bienestar, pero no sólo haciéndolo desde el punto de vista financiero sino también desde el punto de vista social. ¿Hasta qué punto tiene interiorizada la ciudadanía la tendencia irrefrenable de tener que trabajar más años cuando lleguen a los 65? Y, lo que es más importante, ¿cuál es la valoración que hacen de esta situación y qué beneficios o costes tendría para la planificación de su ciclo vital? Para ello, es necesario revisar la opinión de los diferentes actores y evaluar sus intereses.

¿Faltan incentivos para trabajar más años?

Desde el punto de vista del trabajador, su disposición a seguir trabajando dependerá de las cargas familiares, nivel de renta y tipo de profesión desempeñada. No puede tratarse de la misma manera a un camionero, albañil o agricultor que a un profesor, oficinista o consultor. Tener la necesidad de seguir trabajando es muy diferente a una decisión voluntaria de querer continuar un tiempo más su actividad profesional si las circunstancias se lo permiten. Un caso muy significativo es el de los autónomos, los cuales a día de hoy son los que más esfuerzos realizan a la hora de quedarse más tiempo trabajando para poder mantener un nivel de vida razonable durante su jubilación.

Desde el punto de vista de la empresa, no puede hablarse de un beneficio o coste neto claro, dado que un trabajador conforme pasa el tiempo le cuesta más a la empresa (su sueldo y, por ende, su base de cotización es cada vez más alta), en un país que tiene las segundas cotizaciones sociales más altas de la OCDE sólo por detrás de Suecia. En este sentido, mantener en plantilla a trabajadores caros no es del interés de la empresa. Sin embargo, perder a empleados experimentados supone una descapitalización notable de la empresa, lo cual termina perjudicando a su cuenta de resultados. Quizá una solución razonable sea la figura de la jubilación activa, la cual necesita más transparencia y mayor implantación.

Desde el punto de vista de las administraciones públicas, mantener en activo a personas con largas carreras de cotización es beneficioso, puesto que van a estar más tiempo cotizando y, por tanto, aportando recursos a un sistema de pensiones como el actual con graves riesgos de insostenibilidad financiera a medio plazo.

Tensiones intergeneracionales

Y, por último, desde el punto de vista de la sociedad en su conjunto, potenciar la permanencia en el puesto de trabajo genera tensiones intergeneracionales en países como el nuestro con una elevada tasa de paro juvenil, debido a que el sistema educativo está fuertemente descorrelacionado con el mercado laboral, generando cohortes abundantes de oferta profesional sin demanda en el mercado o con una demanda muy escasa, presionando a la baja los salarios y, por ende, la renta disponible.

En suma, no se ha producido hasta la fecha una elección colectiva que genere un óptimo social en materia de alargamiento de la vida laboral. Las preferencias en esta materia son tan dispersas y tan diferentes que no es posible agregarlas para obtener el óptimo social. Hay ganadores y perdedores, pero de lo que se trata es que el efecto neto sea positivo y eso lo dará una reforma en profundidad del sistema de bienestar, introduciendo elementos clave como una gestión activa del ciclo de vida de la persona y la generación de ahorro a lo largo de su vida para que el nivel de vida en la tercera y cuarta edad no descanse sólo sobre los hombros de los actuales contribuyentes.


Javier Santacruz (@santacruz_s_a), economista

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Javier Santacruz es economista.

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