Francisco Olavarría Ramos
Francisco Olavarría Ramos es profesional de la comunicación, con experiencia de trabajo en entidades y empresas relacionadas con las personas mayores o personas con discapacidad.
… saber más sobre el autorDomingo 27 de noviembre de 2022
2 minutos
Domingo 27 de noviembre de 2022
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No hay nada como morirse para tener todo el protagonismo de los medios de comunicación, y para revisar la vida y obra del difunto en cuestión. Esta semana, como sabréis, nos adelantaba en esa inevitable causa Pablo Milanés. Su talento y bondad destacaban entre las cualidades que los amigos y conocidos referían en la capilla ardiente que se ubicó en la Casa de América de Madrid.
Exponente máximo, junto a Silvio Rodríguez, de la nueva trova cubana e icono de la música latinoamericana ha sido banda sonora de mi juventud inconformista. Canciones como Yolanda, Para vivir, El amor de mi vida, De aquella manera, entre otras muchas, son clásicos de mi lista de Spotify y hoy recurro a La vida no vale nada, que bien podría ser lema de un congreso de Trabajo Social para hablar de mi pasado reciente y presente.
Durante el confinamiento me matriculé en la UNED, atendiendo más a sugerencias externas de amistades varias que a una convicción innata. Del tiempo que llevo estudiando Trabajo Social, compatabilizándolo con el trabajo con personas en situación de discapacidad, he aprendido muchas cosas, pero, sobre todo, estoy descubriendo algo que no supe leer en mi personalidad y que desde siempre había regido mi visión del mundo y las relaciones personales y profesionales. Sin ser el más sociable, puedo decir que sí soy un ser social que prima el interés general por encima del propio y eso, para ser un buen trabajador social, es condición primera. Efectivamente el individuo me interesa, pero me importa por su componente social, conectado con la intervención que transforma vidas desgraciadas o, mejor dicho, menos agraciadas, desde el sistema familiar y el grupo social con el apoyo del Estado del Bienestar.
No sé cuándo me graduaré, pero sí sé que “el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos”, citando al mismo Milanés en su canción Años, y yo ya he descubierto una noble disciplina para entregarme mejor y de manera más profesional, reafirmando la creencia de que no hay mayor propósito, ni más pleno, que compartir todas mis fortunas con aquellos a los que la vida no les está siendo tan favorable. Puedo decir, con alegría e ilusión, que continúo mi evolución personal y profesional de la manera más provechosa posible, poniéndome más viejo y a disposición del bien común. ¿En qué o cómo te puedo ayudar?