
Lunes 19 de agosto de 2019
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El mosquito tigre que amenaza con esta enfermedad de nombre africano (chikungunya) no es un huésped tan reciente, como puede parecer. Se trata del mosquito Aedes albopictus y aunque la alarma nos llega ahora, ya se detectó en San Cugat del Vallés en 2004. Se sabe que ha llegado como un turista más y parece tener predilección por la costa levantina, ya que se ha detectado en la cornisa de Barcelona a Málaga. Lo curioso es que no puede viajar mucho si no es con la ayuda de distintos vehículos. Vive y se desplaza a lo largo de su vida en un radio de 500 metros, así que se posa en cuantas cosas se puedan mover. Anida preferentemente en aguas estancadas.
El problema grave es que transmite la enfermedad cuando tras picar a un individuo enfermo, llega a uno sano, y al picarle nuevamente le infecta.
La enfermedad de chikungunya, que puede llamarse también artritis epidémica, se manifiesta tras unos días -pocos- de incubación. El comienzo es llamativo, con fiebre muy alta -puede llegar a los 40 grados- y después, a veces con irritación de la piel, aparece el síntoma más frecuente y característico: el dolor articular. Es un reumatismo infeccioso -artritis- que en algunos casos puede llegar a hacerse crónico.
No tiene un tratamiento específico aunque desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas se están dando pasos importantes para conseguir una vacuna. De momento, solo hay fármacos paliativos. En niños pequeños puede ser grave.
El único consuelo para quien lo padece es que el organismo crea suficientes anticuerpos de manera que, una vez que se pasa la enfermedad, ya no se vuelve a padecer.