Ramón Sánchez-Ocaña
Opinión

Envejecemos porque nos oxidamos

Ramón Sánchez-Ocaña

Foto: Europa Press

Lunes 27 de septiembre de 2021

5 minutos

Envejecemos porque nos oxidamos. Foto: Europa Press

Foto: Europa Press

Lunes 27 de septiembre de 2021

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Píldoras

 

Las últimas investigaciones señalan que comer menos aumenta la longevidad (tratamientos experimentales demuestran que reducir la ingesta en un 30%, aumenta hasta un 50% de supervivencia).

Todos tenemos conciencia de lo que es envejecer. Pero las investigaciones avanzan y ahora se nos afirma que envejecer es oxidarse, así que todo lo que hagamos para evitar esa oxidación repercutirá en nuestra forma de ir cumpliendo años. Es verdad que se trata de un proceso natural, pero como afirma el prof. Jesús Tresguerres, catedrático de endocrinología de la Universidad Complutense, ese proceso se puede retrasar y modificar.

En el envejecimiento influyen tanto factores genéticos como cambios en el propio organismo sobre los que sí se puede actuar. El envejecimiento produce una serie de transformaciones corporales y una disminución progresiva de las funciones fisiológicas. Aumenta la materia grasa, se reduce la masa muscular y se produce un deterioro general de todas las funciones –cardiovasculares, respiratorias, renales, etc- . "La teoría más aceptada para explicar todo este proceso es la del estrés oxidativo, según la cual, con la edad el organismo genera, por un lado, más radicales libres que tienen el poder de oxidarnos poco a poco, lo que nos hace envejecer; y por otra parte, el sistema inmunológico produce un menor número de sustancias antioxidantes, lo que limita nuestra protección frente al envejecimiento".

Coma menos

La terapia antienvejecimiento se basa fundamentalmente en la adopción de los hábitos de vida saludables que generan la producción de antioxidantes. Estos hábitos son conocidos y se basan en el ejercicio físico suave (andar, nadar, montar en bicicleta, correr); el consumo de frutas y verduras, sobre todo aquellas que contienen vitamina C y E; y la reducción de hábitos tóxicos como el tabaco y el alcohol. "Sin embargo cada vez estamos más convencidos  -y así nos lo muestran nuestros estudios experimentales- que la reducción de la ingesta es fundamental. Se podría decir: coma menos, vivirá más -afirma Tresguerres-. Porque hemos visto que disminuir la ingesta calórica en animales en un 30 por 100, logra una supervivencia del 50 por 100".  Esto que inicialmente se demostró en roedores se ha confirmado también recientemente en los monos.

Sin embargo reducir la ingesta es más difícil de hacer que de decir. Cuando una persona tiene que ir abandonando necesariamente una serie de actividades placenteras por el avance de la edad, tener que renunciar también al placer de la mesa es muy duro. Por eso se han buscado alternativas. Una de ellas, demostrada por el profesor Gustavo Barja de la Universidad Complutense, es que la disminución de proteínas en la dieta tiene el mismo efecto que la disminución de calorías. Eso es menos problemático. Sustituir la carne por el pescado supone reducir a la mitad las proteínas o utilizar las proteínas vegetales como las de las legumbres también. De esta forma podemos tener los beneficios de la restricción calórica… pero sin renunciar a demasiadas cosas en la mesa.

Además se ha visto que un polifenol de la uva, el resveratrol, pudiera tener también efectos muy positivos a este respecto… sin restringir calorías ni proteínas. Se abre un nuevo capítulo muy interesante para disminuir el envejecimiento sin tener que renunciar a muchas cosas.

Si se quiere luchar contra el envejecimiento, o por lo menos intentar que el proceso sea más lento, hay que empezar hacia los 40-50 años. En los hombres, el envejecimiento se produce de forma paulatina, mientras que en las mujeres el proceso se acelera sobre los 50 años coincidiendo con la disminución del nivel de estrógenos.

Pero no se trata de que vivamos más años, sino de que los que vayamos a vivir los vivamos con mejor y mayor calidad.

Modificar la naturaleza

Parece que luchar contra el envejecimiento es ir contra un proceso que es fisiológico y natural. El Prof. Tresguerres es rotundo: “En efecto, envejecer y morirse es fisiológico. Eso lo tenía previsto la naturaleza que ocurriera hacia los 50 años. A esa edad, a la naturaleza no le servimos ya para nada; hemos cumplido nuestra misión biológica, hemos crecido, nos hemos reproducido... Sin embargo, es verdad que le hemos enmendado la plana. Y así como en 1900 la esperanza de vida era de 48 años, ahora vivimos 25, 30, 35 años más. Hemos ganado todos esos años. ¿Por qué, entonces, no darle más vida a esos años que ya tenemos? ¿No se interviene ante una enfermedad que naturalmente nos mataría?

Y el ejercicio

Es curioso lo que ocurre con el ejercicio, porque la actividad física provoca oxidación celular y por tanto, en principio podría estar contraindicado. El ejercicio libera radicales libres que nos oxidan. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el músculo entrenado es capaz de aumentar su capacidad antioxidante. Y de ahí se deduce que el que realmente sufre el estrés oxidativo es el deportista de fin de semana. Por eso la recomendación permanente es que se haga ejercicio de forma regular. Y complementar la lucha contra la oxidación a base de una dieta con fruta fresca y verduras, especialmente; o a través de una matriz alimentaria (zumos, cacaos, etc.). Hay que tener en cuenta que los alimentos normalmente contienen varias sustancias antioxidantes, entre las que se establece un efecto sinérgico que las hace mucho más recomendables que la administración de antioxidantes concretos en solitario.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid. 

En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979)​ y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.

Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.

Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición

En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.

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