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¿Cómo se pueden calcular los honorarios de un abogado?

Teresa Rey

Foto: Bigstock

Jueves 19 de diciembre de 2019

5 minutos

Todo ha de quedar fijado y determinado en el contrato de servicios formalizado con el profesional

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Teresa Rey

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Jueves 19 de diciembre de 2019

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Una de las dudas más frecuentes que se tienen al contratar los servicios de un abogado es saber cuáles son los honorarios que se les debe abonar. Estos hacen referencia a la cantidad que se les tiene que pagar por el servicio prestado. Hoy en día, la forma de cobrar por parte de estos profesionales es muy variada, y cada uno tiene en cuenta una serie de factores. Para determinar si el precio es abusivo podemos comparar con distintos profesionales. Incluso en la actualidad, en algunas páginas web aparece un listado de tarifas en función del tipo de actuación que se vaya a ejecutar.

Hace un tiempo había establecidos una serie de precios fijos para todos los abogados, que venían estipulados en los llamados “libros de honorarios” o “criterios orientadores”. Sin embargo, en la actualidad eso ya no es así, de modo que los precios se liberaron y ahora podemos encontrarnos con precios muy variados.

Un acuerdo firmado

Ahora bien, ¿qué es lo que se tiene en cuenta a la hora de establecer las tarifas? Todo depende de cómo trabaje el abogado y del procedimiento. A veces se establece una cantidad fija si es algo muy concreto como un divorcio, y en otras ocasiones se percibe un porcentaje sobre la indemnización que se consiga.

Lo primero que debe haber es un diálogo entre el cliente y el abogado, ya que los honorarios han de fijarse de antemano y es posible llegar a un acuerdo. Lo ideal es que primero planteemos nuestro caso y a continuación el profesional realice un presupuesto en donde se tienen que especificar bien todos los detalles del servicio y los costes asociados. Esto es ventajoso para el cliente porque en el caso de firmarlo definitivamente todo ha de quedar fijado y preestablecido, de modo que en teoría no tiene que implicar ningún gasto adicional a no ser que en el contrato se especifique algo diferente.

Al mismo tiempo, el abogado está obligado a ejecutar todo lo que se firme, a la par que también se asegura, con la firma del contrato, de que va a percibir una cuantía por el trabajo realizado.

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Por lo tanto, queda claro que en los precios no hay una limitación específica y que las cuantías las establece cada profesional. Este suele tener en cuenta diversas variables, que son las que es interesante conocer.

El tipo de asunto que resolver es determinante, ya que no todos los casos presentan el mismo grado de dificultad. Si es un asunto sencillo como el de un divorcio en el que no hay hijos y las partes están de acuerdo, todo se puede solucionar con relativa facilidad. Sin embargo, si se trata de una denuncia por una lesión donde por ejemplo hay implicadas varias personas y testigos, se complica mucho más o si se trata de estafas complejas. Esto hace que suba la cuantía. En los casos más sencillos, puede incluso haber un precio cerrado, como por ejemplo sucede en ocasiones con los divorcios exprés.

Por otro lado, se puede estipular un precio en función del tiempo empleado, algo que es posible hacer ante determinados asuntos, como si encargamos estudiar la viabilidad de la compraventa de una vivienda o realizar el dictamen jurídico de un determinado tema, de modo que la minutación es por hora o por tiempo. Esta variable también puede incluirse en un precio cerrado.

Luego se pueden establecer una serie de importes en función de ciertos procesos que es necesario llevar a cabo hasta que se desarrolle el día del juicio. En este camino hay que realizar trámites burocráticos que suponen trabajo y el uso de tiempo. El envío de cartas, de avisos, burofaxes, etcétera, es lo que se incluiría.

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Cuota "litis"

También se puede llegar a un acuerdo en función del resultado obtenido. De modo que el cliente puede pactar con el abogado un porcentaje sobre la cantidad que se gane en el pleito o en las acciones extrajudiciales. A esto se le conoce como cuota litis, es decir lo que se pagará en función de lo que se consiga en el procedimiento.

La urgencia puede constituir un plus a la hora de pagar más o menos. Se sabe que los asuntos legales poseen unos plazos y a veces cuando acudimos al abogado este tiene que actuar con urgencia para poder ejecutar todo de forma correcta, y esto puede conllevar un incremento del precio respecto al presupuesto final.

Así pues, es importante que antes de contratar un servicio con un abogado, este emita un presupuesto con todos los cargos que va a conllevar su trabajo. El documento debe ser además gratuito y no implicará compromiso alguno hasta que se firme. Si las cuotas nos parecen muy elevadas podemos pedir una segunda opinión y comparar qué nos ofrecen los dos profesionales, porque a pesar de encontrar uno que resulte más económico a veces se debe al hecho de que no ha incorporado todas las variables. Por ello, cada uno de estos elementos nos han de quedar bien claros antes de realizar este tipo contrataciones.

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Teresa Rey

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