Una auténtica delicia. Esta receta es todo un clásico de la gastronomía española y no hay rincón del país en el que no se coma… pero en la costa están aún más ricos, y si los acompañamos con un vino blanco, por ejemplo de la DO Jumilla, el placer será doble. ¡Prueba a seguir este paso a paso de mejillones tigre… y verá como es la receta definitiva!
Ingredientes:
- Mejillones, 1 kg.
- 1 cebolla
- Medio pimiento rojo
- 2 dientes de ajo
- Vino blanco, 150 ml.
- Tomate frito, 2 cucharadas
- Chile rojo en polvo, una pizca (opcional, si te gusta el picante)
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pimienta negra
Para la bechamel:
- Mantequilla, 1 cucharada
- Harina, 2 cucharadas
- Leche, 500 ml.
- Sal
- Pimenta negra
Elaboración:
Para hacer los mejillones tigre, comenzaremos por limpiar perfectamente los mejillones.
Para ello, lávalos bajo el chorro de agua fresca, raspa bien su cáscara para retirar todas las impurezas y retírales las barbas. Vuelve a enjuagarlos bien con agua limpia.
En una cazuela amplia y baja, ponemos los mejillones con un poco de vino blanco y los ponemos al fuego, con la cazuela bien tapada. Cocemos al vapor durante tres o cuatro minutos, hasta que se hayan abierto bien todos los mejillones. Con una espumadera, retiramos los mejillones a un plato aparte y dejamos atemperar un poco.
Cuando ya se puedan manipular, los cogemos, separamos las conchas, retiramos la carne del mejillón a un plato aparte y reservamos. Vamos a quedarnos con la mitad de las cáscaras. Si estuvieran muy sucias y tuvieran muchos restos adheridos, los podemos cocer en agua con un chorrito de vinagre.
Aparte, pelamos la cebolla y la picamos en brunoise fina, es decir, en daditos menudos, tan pequeños como podamos. Lavamos el pimiento, le retiramos las semillas y lo picamos igual. Pelamos los ajos, los partimos por la mitad para retirarles el germen
Acercamos una sartén al fuego con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y, cuando tenga temperatura, incorporamos la cebolla y el pimiento rojo. Cocinamos a fuego suave, para que se vayan pochando.
Mientras se hace la cebolla y el pimiento, pica la carne de los mejillones finamente.
Cuando la cebolla esté bien pochada y transparente, incorpora la carne de los mejillones y pon a punto de sal y pimienta negra. Añade también el tomate frito y el chile picante en polvo (lo puedes sustituir por unas gotas de tabasco).
Prepara aparte una bechamel normal, derritiendo en un cazo la mantequilla, añade después la harina y cocina uno o dos minutos para que la harina se tueste un poquito y pierda su sabor a crudo. Después, ve añadiendo poco a poco la leche, que debe estar ya caliente, no hirviendo, pero sí caliente, lo que evitará que salgan grumos. Además de la leche, añadiremos también el vino en el que hemos cocido los mejillones, pero asegúrate de filtrarlo a través de un paño de hilo, para evitar cualquier impureza. Salpimienta.
Mantén la bechamel en el fuego hasta que adquiera la textura deseada, tirando a espesa.
Ahora mezclamos el sofrito de los mejillones junto con la bechamel y rellenamos con esta mezcla las conchas de los mejillones. Guardamos en la nevera y reservamos ahí unas horas, o toda la noche.
Pasado este tiempo, sacamos de la nevera y rebozamos. Primero los pasamos por huevo batido y después por pan rallado.
Los freímos en una sartén amplia, con abundante aceite, bien caliente. No conviene poner muchos mejillones al mismo tiempo para que no baje la temperatura del aceite. A medida que vayan estando los vamos sacando a un plato aparte.