La mala digestión, también conocida como dispepsia, es un trastorno de la digestión que aparece después de las comidas y cuyos síntomas más frecuentes son náuseas, pesadez y dolor de estómago, ardor y flatulencia. Pero, ¿a qué se debe? Según el Dr. Gonzalo Guerra Flecha, especialista en digestivo y fundador del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED), “gran parte de la culpa de las malas digestiones son porque no comemos de forma adecuada y, normalmente, lo hacemos en exceso”.
No solo favorece la buena digestión, también ayuda a la saciedad, cuida la salud bucodental y relaja. El Dr. Guerra Flecha explica que "a medida que aumenta la velocidad a la que comemos, el estómago multiplica el tiempo que tarda en hacer la digestión”.
Una forma perfecta para saber si estamos comiendo bien y ayudando a nuestro organismo a hacer una buena digestión es la siguiente: los platos deberían estar ocupados en una de sus mitades por verduras y hortalizas, preferiblemente cocinadas, y en la otra mitad y a partes iguales por proteína de buena calidad (pescado o carnes magras) y un carbohidrato complejo, mejor si es patata o arroz. Además, los platos pequeños nos ayudan a comer menos y mejor: “Es más beneficioso comer poco muchas veces al día que mucho de una sola vez”, recuerda el especialista.
Como alternativa, los expertos aconsejan tomar más carne magra (pavo, pollo y conejo) y cocinar siempre al vapor, ya que la grasa tarda más tiempo en digerirse.
La fruta es un alimento que provoca saciedad, por lo que es mejor consumirla de forma aislada, a media mañana o media tarde y no en el postre. Los nutricionistas recomiendan tomar fruta por las mañanas, porque el azúcar que contiene de forma natural nos aporta la energía necesaria para afrontar el día.
"Añadir dos rodajitas de este rizoma, una de naranja y una de limón en una taza y aplastar muy bien con una cucharilla. Sobre ello, verter agua muy caliente y agregar una cucharadita de miel, una infusión perfecta para tomar después de comer”, señala Guerra Flecha.
Frutas, verduras, legumbres y cereales te aportarán un alto contenido en fibra dietética a lo largo del día que ayuda a regular los movimientos intestinales y a evitar el estreñimiento.
En palabras del propio Dóctor, si tomamos alcohol antes de comer: “la bebida ingerida se calienta en el estómago y la absorción es inmediata, lo que puede provocar que lleguemos antes a una intoxicación etílica. Un apunte, no se deben mezclar alcoholes. Si se empieza la comida con vino tinto, se acaba con vino tinto".
La razón es muy sencilla: estimula el intestino y facilita la digestión. Además, el gastroenterólogo aconseja cambiar la siesta por una caminata de 20 minutos. De esta manera no solo quemarás grasa, también ayudarás a tu tránsito intestinal.
Como el yogur o kéfir. Sus beneficios son extraordinarios: regular el tránsito intestinal, reducen la el hinchazón y ayudan a prevenir y disminuir la incidencia de enfermedades infecciosas gastrointestinales. “Además, durante y después de un tratamiento con antibióticos, previenen la aparición de diarreas asociadas al uso de medicamentos”, apunta el experto
Al menos dos o tres litros al día. “Esta práctica beneficiosa para nuestra salud nos ayuda también a tener unas buenas digestiones y depurar nuestro organismo”, concluye el Dr. Guerra Flecha.