Deporte para mayores

Factores de riesgo que hay que valorar antes de iniciar una actividad deportiva

Mariola Báez

Foto: Bigstock

Jueves 12 de marzo de 2020

6 minutos

Cardiopatías y dolencias articulares requieren especial atención en el caso de las personas mayores

La importancia de vigiliar los factores de riesgo en la actividad deportiva
Mariola Báez

Foto: Bigstock

Jueves 12 de marzo de 2020

6 minutos

Salvo que exista alguna contraindicación médica específica, los beneficios que aporta el ejercicio a la salud y al bienestar están más que demostrados. La propia Organización Mundial de la Salud (@OMS_es) recuerda su importancia para lograr un envejecimiento activo en los adultos mayores de 65 años y el Ministerio de Sanidad (@sanidadgob) insiste en la necesidad de la práctica deportiva para evitar el sedentarismo y la obesidad, especialmente perjudicial en las edades avanzadas.

Conclusión: el ejercicio es aliado de salud, pero su práctica ha de ser ante todo segura, adaptándose a las características físicas de cada individuo y teniendo muy en cuenta la existencia de algunas patologías que pueden requerir precauciones extra.

viviglar los factores de riesgo, ciclismo y riesgo cardiovascular

Deporte y salud cardiovascular

El ejercicio es sí mismo es una de las medidas no farmacológicas más eficaces para combatir factores de riesgo asociados a distintas enfermedades, desde la diabetes mellitus, hasta la hipertensión, sin olvidar su efectividad a la hora de reducir el sobrepeso e incluso el estrés patológico.

Pese a sus evidentes beneficios, es básico recordar que especialmente si hablamos de deportes aeróbicos, estos suponen poner a trabajar a nuestro corazón a un ritmo más intenso que el que mantiene estando en reposo y, ante la presencia de cualquier cardiopatía, el examen previo que determine qué tipo de ejercicio es el más recomendable resulta absolutamente esencial.

Como detalla la Fundación Española del Corazón (@cuidarcorazon) cada patología es distinta y la valoración de los posibles riesgos en cada paciente es básica para que el ejercicio contribuya a mejorar la salud y no suponga un agravamiento de cualquier enfermedad. El objetivo es evitar el desarrollo de cualquier severo accidente cardio o cerebro vascular como un ictus o un infarto, y también patologías menos graves pero que pueden implicar riesgos, como las arritmias o una bajada brusca de la tensión arterial (hipotensión).

Antes de iniciar la actividad física, además de la una exploración previa general del estado de salud, el electrocardiograma, el ecocardiograma y la prueba de esfuerzo son las tres herramientas con las que el cardiólogo podrá establecer la idoneidad de un determinado deporte y el nivel de intensidad más adecuado en cada caso.

No solo en personas mayores, los casos de fallos cardiacos, también en jóvenes deportistas en pleno esfuerzo, son conocidos. Evitarlos depende en gran medida de estas comprobaciones y pruebas previas.

controlar los factores de riesgo en deportes de alto impacto

Ejercicio y dolor articular

Realizar una actividad física moderada de forma regular es una de las medidas más efectivas a la hora de prevenir y tratar numerosas enfermedades reumáticas, tal como señala la Sociedad Española de Reumatología (@SEReumatologia), pero en estos casos es esencial que el ejercicio sea un aliado de salud y no se convierta en un factor que pueda desencadenar un daño mayor. Cada patología reumatológica posee características propias. No es lo mismo sufrir artritis que artrosis y deberá ser el especialista el que determine el ejercicio idóneo en cada caso.

En general, ante la presencia de dolor articular, especialmente en el área inferior del tronco (tobillo, rodillas, cadera...) los deportes aeróbicos de alto impacto, como puede ser el running, podrían resultar contraproducentes, al obligar a soportar a las articulaciones implicadas en un salto o zancada un peso corporal multiplicado.

Lo mismo ocurre con otras enfermedades de espacial prevalencia entre la población de más edad como puede ser la osteoporosis. El movimiento que implica el ejercicio favorece la remineralización ósea y resulta beneficioso también en estos casos, pero es fundamental determinar el más adecuado, porque en esta enfermedad el riesgo de sufrir una posible fractura se incrementa y hay que intentar neutralizarlo a toda costa.

Los consejos generales que nunca hay que olvidar

La edad no es excusa para renunciar al deporte, porque junto a cualquier posible tratamiento para una dolencia específica y también unido a una dieta equilibrada, es el tercer pilar de la buena salud. Simplemente se trata de ser conscientes de la importancia de valorar los posibles riesgos para encontrar aquel deporte perfecto para cada persona, adecuando su intensidad a sus características.

No te 'lances' a seguir un estricto programa de entrenamiento sin consultar con tu médico, sobre todo si presentas alguna dolencia concreta. Déjate aconsejar sobre qué deporte es el que más te conviene y, siempre que sea posible, opta por un programa que combine la actividad aeróbica con los ejercicios de fuerza, que ayudan a mantener en buen estado tu musculatura, previniendo la sarcopenia y la fragilidad. Natación, ciclismo, paseo a marcha ligera, golf, tenis… tienes donde elegir. Empieza la práctica poco a poco, dejando a tu organismo el suficiente tiempo de descanso y con un programa que incremente el esfuerzo de manera progresiva. Estos son consejos básicos que harán que puedas aprovechar los beneficios del ejercicio para la salud, siempre con el visto bueno de tu médico para que hagas deporte con total seguridad.

 

 

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Mariola Báez

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