Qué es el sonambulismo y por qué puede ser grave en adultos

Andan con los ojos abiertos, pero no ven; responden, pero no se comunican. Esto, que puede parecer un acertijo, es en realidad la principal descripción del sonambulismo. ¿Cuánto se sabe de este trastorno del sueño? ¿Es posible que el cerebro realmente descanse mientras camina? ¿Por qué se dice que en niños no es preocupante pero en adultos se debe acudir al médico? Respondemos esta y otras preguntas.

Qué es el sonambulismo

El sonambulismo es un trastorno frecuente en niños y adolescentes, pero que con el tiempo va perdiendo frecuencia hasta desaparecer por completo. Si persiste en la edad adulta, se recomienda ir al médico, ya que puede estar relacionado o con efectos secundarios del alcohol y los sedantes del sistema nervioso central, o incluso con enfermedades neurológicas o mentales.

Entre sus características, destacan las siguientes:

• Suele ocurrir durante el primer tercio de la noche, en la fase no REM (NREM), es decir, en la fase más tranquila del descanso. 
• El episodio dura en torno a 15 minutos.
• Se pueden realizar movimientos simples, como moverse de forma anormal en la cama, o movimientos más complejos, como caminar.
• Al despertar, no reconocen haber estado sonámbulos ni recuerdan el contenido de sus sueños.
• Durante el episodio, no existe capacidad de tomar decisiones ni resolver problemas. Se trata, más bien, de un estadio intermedio entre la vigilia y el sueño.

¿Qué pasa si despiertas a un sonámbulo?

Si un niño o adolescente es sonámbulo no es motivo de preocupación, ya que se trata de un trastorno ‘benigno’ que tiende a desaparecer con el tiempo. En estos casos, veremos que la persona se levanta, camina y aunque hable no da respuestas muy coherentes.

Una pregunta muy frecuente en estos casos es si debemos despertarles en seguida. Según el doctor Bueno, si nos encontramos con la persona en el momento sonámbulo y la despertamos, no es de por sí peligroso para su salud, pero podemos generarle un gran susto, ya que la persona no es consciente de haber salido de la cama.

Lo más recomendable, prosigue el doctor, es tratar de ‘convencerle’ para que regrese a su cuarto y se eche en la cama. Solo debemos despertarle inmediatamente en caso de que esté poniendo su salud en peligro: si coge utensilios que puedan dañarle, si se acerca a una escalera o ventana, etc.

¿Por qué es más preocupante en adultos?

Según un estudio publicado en Frontiers in neurology, un 4% de los adultos puede experimentar sonambulismo ocasional. A diferencia de en niños, suele pasar factura durante el día, presentando fatiga y somnolencia.

La rareza en adultos es tener sonambulismo de manera habitual. En estos casos, lo importante del sonambulismo, como indican en la Fundación del Sueño, es que está señalando que por detrás existe uno de estos posibles problemas, por los que se debería acudir a un profesional:

• Estrés: varios tipos de estrés pueden afectar el sueño, dificultando la capacidad de dormir y dando pie a episodios de sonambulismo.. El estrés puede ser físico, como el dolor, o emocional. Algunos tipos de estrés pueden estar relacionados con la incomodidad o el cambio, como cuando se viaja y se duerme en un lugar desconocido.
• Medicamentos: algunos medicamentos con efecto sedante pueden tener el sonambulismo como efecto secundario.
• Alcohol: el consumo de alcohol, especialmente por la noche, puede crear inestabilidad en las etapas del sueño de una persona y aumentar las posibilidades de sufrir este trastorno.
• Lesión cerebral: las afecciones del cerebro, incluida la encefalitis (inflamación del cerebro), pueden desencadenar el sonambulismo.
• Apnea obstructiva del sueño (AOS): la AOS es un trastorno del sueño en el que las vías respiratorias se bloquean, lo que provoca breves lapsos de respiración durante el sueño. Estas pausas, que pueden ocurrir docenas de veces por noche, crean interrupciones del sueño que pueden dar lugar al sonambulismo.
• Síndrome de piernas inquietas (RLS, por sus siglas en inglés): es un tipo de trastorno del sueño que provoca una poderosa necesidad de mover las extremidades, especialmente las piernas, cuando se está acostado. Provoca despertares nocturnos a partir de los cuales una persona puede entrar en un episodio de sonambulismo.