Alimentación

Causas de la falta de apetito en las personas mayores

Rosa Roch

Foto: BigStock

Lunes 1 de noviembre de 2021

6 minutos

Conocer la causa de la falta de apetito puede ayudar a encontrar una solución y evitar daños mayores

Causas de la falta de apetito en las personas mayores
Rosa Roch

Foto: BigStock

Lunes 1 de noviembre de 2021

6 minutos

Seguir una dieta variada, equilibrada y plena de nutrientes es fundamental en todas las etapas de la vida para ayudar mantener el buen funcionamiento de nuestro organismo. ¿Pero qué ocurre cuando no hay apetito? ¿Y por qué esta falta de apetito es más frecuente en los adultos mayores? Conocer cuáles son las causas de la falta de apetito podrá ayudarte a prevenir la desnutrición de los mayores, uno de los principales problemas durante la vejez.

La falta de apetito en las personas mayores

 

La falta de apetito puede estar causada por diferentes factores, algunos de ellos más comunes en personas mayores. Conocer las causas puede ayudarnos a encontrar una solución y evitar daños mayores. Algunos de los factores más frecuentes son:

  • Patológicos: existen enfermedad que inciden directamente sobre el apetito como casi todos los tipos de cáncer, problemas respiratorios y hepáticos, hipotiroidismo, infecciones intestinales, trastornos cardíacos, la anorexia y la bulimia.
  • Medicamentosos: Algunos medicamentos, relacionados con enfermedades y alteraciones del punto anterior, pueden aumentar esa falta de apetito.
  • Psicológicos: trastornos como la depresión, el estrés, pasar un duelo u otras formas de malestar psicológico.
  • Por intolerancias alimenticias.
  • Fisiológicos: cambios en el entorno, las rutinas, el cambio de dieta, la estación del año, el embarazo… pueden afectar a nuestro organismo haciendo disminuir el apetito. Aunque en este caso no ha de considerarse grave si afecta solo durante unos días.

Además de estos factores comunes a la población en general y en muchas ocasiones limitados en el tiempo, también existen otras causas que se observan más frecuentemente en las personas mayores.

La falta de apetito en las personas mayores

Falta de apetito y adultos mayores

La edad hace disminuir el apetito ya que los adultos mayores necesitan ingerir menos cantidad de alimentos debido a que su actividad física, y por tanto su gasto energético, se reduce. Esta pérdida de apetito gradual se conoce con el nombre de hiporexia.

Hay que añadir que, además, las personas mayores frecuentemente siguen un tratamiento farmacológico para las enfermedades crónicas propias de la edad, lo que, como se mencionaba anteriormente, también puede hacer perder el apetito.

Pero existen otros factores que en un primer momento pueden pasar desapercibidos y que son muy preocupantes, precisamente porque cuesta detectarlos:

  • Físicos: alteraciones en el gusto y el olfato, patologías digestivas, cardíacas y demencias.
  • Psicológicos: depresión.
  • Sociales: aislamiento social.

La pérdida del apetito y la falta de ingesta de alimentos puede ser transitoria y no tener mayor problema, pero cuando va asociada a la edad o a patologías y se prolonga en el tiempo, puede tener consecuencias graves para la salud. En este sentido, los primeros efectos de la falta de apetito y poca ingesta de alimentos son:

  • Fatiga, cansancio y debilidad muscular en extremidades.
  • Disminución de las defensas y aparición infecciones o heridas que tardan en curar.
  • Pérdida de peso y flacidez.
  • Desnutrición y deshidratación.

Evitar la desnutrición

Si bien seguir una dieta variada y equilibrada nos permite obtener todos los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo sin que tengamos que preocuparnos de suplementarnos, ante una disminución del apetito y una menor ingesta de alimentos nutritivos habrá un déficit de vitaminas, minerales y la aparición de sus consiguientes signos y síntomas.

Para evitar problemas graves de desnutrición en ancianos será necesario estar alerta a estos signos propios de la falta de nutrientes:

  • Déficit de vitamina B: diarrea, falta de sensibilidad en las extremidades, cansancio, estados depresivos.
  • Déficit de vitamina B12 (cobalamina): cansancio, anemia, alteración de las mucosas, somnolencia, desorientación, problemas de concentración y atención.
  • Déficit de vitamina D: dolor óseo y muscular con debilitamiento, osteoporosis.
  • Déficit de proteínas: pérdida de masa muscular, fatiga y agotamiento, retención de líquidos y tendencia a las infecciones.
  • Falta de hierro: palidez de las mucosas y piel, uñas quebradizas, caída de cabello, problemas de concentración, somnolencia y dolor de cabeza.
  • Déficit de yodo: irritabilidad, agitación, estados depresivos, insomnio, sensación extrema de frío o calor, pérdida o aumento de peso.
  • Déficit de magnesio: mareos, calambres musculares, tendencia a la depresión, nerviosismo.

Si nuestros mayores se muestran reticentes a comer u observamos alguna conducta que pueda hacernos sospechar que no están siguiendo una dieta adecuada, será necesario contactar con el médico o el especialista en nutrición para que realice las pruebas necesarias y pueda dar unas pautas a seguir, ya sea mediante complementos vitamínicos, refuerzos, o una dietética.

Una manera de evitar estos déficit nutricionales y que el problema de falta de apetito se agrave en personas mayores, que no quieren o no pueden comer, es preparar los alimentos de manera que les resulte atractivos a la vista; que sean sus favoritos, en la medida en que sea posible y saludable; que sean fáciles de masticar y deglutir, especialmente si existen problemas bucodentales y de disfagia; acompañarlos durante las comidas para que no estén solos, dándoles tiempo y haciendo que comer sea un momento agradable y distendido; llevar un registro de lo que comen; y no olvidar lo importante que es que beban suficiente agua a lo largo del día para evitar la deshidratación.

Sobre el autor:

Rosa Roch

Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.

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