Nuestro cuerpo mantiene de forma habitual una temperatura constante gracias a un centro termorregulador que se encuentra en el cerebro, en una parte que recibe el nombre de hipotálamo. Cuando, por diversas causas (infecciones, trastornos inflamatorios, una insolación, primeras señales de un cáncer...), esos grados aumentan, se produce la fiebre, sobre todo a partir de 38ºC ya que una temperatura más baja es considerada febrícula.
Para medir esta temperatura, el método que todos conocemos es el del termómetro clásico debajo de la axila. Sin embargo, desde hace unos años, existe un tipo de termómetro, el de infrarrojos, que determina mucho más rápido la temperatura corporal y sin contacto alguno con la piel. Pero, ¿sabrías cómo funciona para tomar esos grados de forma correcta? Te damos algunos trucos:
Además del tratamiento farmacológico que el médico pueda recetarte para bajar la temperatura de tu cuerpo, puedes seguir estas recomendaciones naturales para aliviar este síntoma.
Cuando tienes fiebre, tu cuerpo suda y pierde líquidos y sales minerales, por lo que es importante que bebas bastantes líquidos para reponerte poco a poco y aminorar otras molestias asociadas a esta alta temperatura, como el dolor de cabeza o el muscular. Además de estar bien hidratado, no olvides seguir una dieta blanda y tomar frutas con vitamina C como el kiwi o la naranja.
Para encontrarte algo mejor y bajar un poco la fiebre, puedes optar por una ducha de agua tibia o ponerte un paño empapado en la frente para sentir algo de alivio. Y guarda reposo para mejorar y recuperar poco a poco la energía.