Mantener a nuestra mascota libre del hambre, la sed y la desnutrición es un derecho del animal y una responsabilidad de su dueño, tal y como recuerda la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), pero por mucho esmero que pongamos en su alimentación, a veces un perro con un excelente apetito, de manera repentina o progresiva, puede dejar de comer.
Es absolutamente normal que tu mascota esté un día “desganada”. Puede que haya comido algo que no le haya sentado demasiado bien o quizás simplemente está empachado. Pero si la situación persiste más de dos o tres días, los veterinarios señalan que es motivo de preocupación, siendo muy importante averiguar qué le ocurre al animal por si fuera necesario algún tipo de atención médica.
Si un perro sano rechaza el alimento de forma repetida, algo anormal ocurre y, en muchos casos, el problema está en una dieta inadecuada. Hoy en día, existen distintos tipos de menús para ofrecer a tu mascota, desde dietas basadas en alimentos en crudo, como la BARF, hasta los habituales piensos elaborados que el Colegio Oficial de Veterinarios de Valencia (@ICOVValencia) señala como la mejor opción, siempre que sean productos de calidad que garanticen una equilibrada composición de nutrientes.
Por ejemplo, es posible que el pienso que das a tu perro no sea el que mejor le va según su edad y constitución. Los tienes para cachorros, perros ancianos, perras lactantes o animales con una vitalidad "extra", por ejemplo. También puede que la causa sea más sencilla de lo que crees. Si tu mascota ya es mayor, es posible que no pueda masticar bien el pienso porque está demasiado duro para sus dientes o quizás tu cachorro no come porque el tamaño de las bolas de pienso es muy grande para él. Fíjate bien en las recomendaciones que figuran en cada tipo de alimento.
Otro problema frecuente es un cambio brusco en el menú. Aunque solo cambies la marca del alimento que le das normalmente, tu perro puede, en un principio, rechazar esa nueva comida. Por eso los expertos recomiendan que los cambios siempre se realicen de forma progresiva, mezclando ambos piensos durante unos días.
Por otro lado, puede que tu perro esté aburrido de comer siempre lo mismo, a ti te ocurriría igual. En estos casos, prueba a hacerle más atractivo su “plato” incorporando alguna delicatesen en forma de trocitos de pollo, jamón cocido o comida húmeda.
Los motivos por los que tu perro rechaza la comida son muchos y muy variados, algunos de ellos preocupantes. Si has probado mil cambios en su dieta y no hay manera de que coma, lo primero que tienes que descartar es una posible enfermedad. Si el animal muestra cualquier otro síntoma anómalo (vómitos, diarrea, falta de actividad…), es importante llevarlo al veterinario si está más de dos días sin probar bocado.
Dejar de comer un tiempo prolongado no suele indicar nada bueno. Una obstrucción intestinal, una patología del hígado o los riñones o algo menos grave, pero que incide en la falta de apetito, como la presencia de parásitos intestinales, un resfriado o una otitis pueden estar detrás de esas nulas ganas de comer.
También debes tener en cuenta que tu perro puede haber tenido algún tipo de accidente sin que te hayas dado cuenta. Un golpe o una pelea con otro animal serían responsables de un dolor intenso o incluso de un traumatismo que tú no estás detectando. Asimismo, en su paseo, puede haber ingerido alguna sustancia tóxica. Si la falta de apetito va ligada a otros síntomas, no esperes y acude al veterinario.
Si estás convencido de que una enfermedad no es el motivo de esta falta de apetito, tendrás que averiguar qué le está pasando a tu perro. Algunas posibles causas que debes valorar son: